bilbao. "Al final, uno siempre vuelve a sus orígenes". Lo dijo David Etxebarria en febrero de 2010 sin saber entonces, claro, que algún día volvería al Cafés Baqué, el equipo en el que se hizo ciclista. Corrió con ese maillot desde cadetes hasta aficionados antes de escaparse a la Once. Ahora regresa. Al Baqué. Su origen. Lo dirigirá en 2013.

Cuando reflexiona David sobre el destino es una mañana de hace casi tres años de mesita y café en Durango mientras habla con Joseba Beloki sobre lo que siente a las puertas de que arranque la temporada de aficionados, que supone para ambos el regreso al ciclismo. Beloki volvía al Baqué para compartir la dirección con Rubén Gorospe; David se subía al coche del Koplad-Uni2, el equipo aficionado de Sopelana que le había reclutado después de una larga temporada desvinculado del ciclismo tras una despedida traumática en 2006. Durante años estuvo sin querer saber nada de la bicicleta y sus historias. Renegaba de sus orígenes. No quería recordar.

Tardó algo en tapar esa herida. El primer año que estuvo alejado del ciclismo recuerda que pasaba el rato mirando las carreras en el televisor pensando que aún podía estar ahí. Luego se le pasó. Se entretuvo con el fútbol sala durante una larga temporada. Hasta que un día el ciclismo llamó a su puerta para que volviera a subirse a la bicicleta. Esta vez como organizador. Él, su amigo Roberto Laiseka, Mikel Zarrabeitia y Mikel Artetxe salieron al auxilio de la Bira que se hundía sin solución y organizaron la edición de 2009, la última antes de que el icono del ciclismo aficionado vizcaino desapareciera irremisiblemente. David tenía de nuevo metido en las entrañas el bicho del ciclismo.

Así que cuando le llamaron para que dirigiese el equipo de Sopelana, apenas lo dudó. En aquella conversación con Beloki de finales de febrero de 2010 reconocía su ansiedad por estrenarse como director y redescubrir un universo, el campo aficionado, que nada tenía que ver con el que dejó a mediados de los años 90 para ser profesional. Él, camino de los 40 años, no recordaba pelotones de medio centenar de corredores como los de ahora porque había vivido en la opulencia, cantidad y calidad, de su época, en la que, como en las anteriores y las posteriores, se registraban carreras que reunían a más de 200 chavales cada fin de semana. Eso se acabó.

Él había conocido otra cosa. Había vivido en la época dorada del Cafés Baqué de Sabino Angoitia, el director que mejor supo entender a unas cuantas generaciones de excelentes ciclistas a los que catapultó a profesionales. Fueron un buen puñado: los hermanos Otxoa, Horrillo, Astarloa, Unai Etxebarria y, después, Mayo, Camaño, Landaluze, David López... También David Etxebarria, que fue hijo predilecto de Angoitia, ganó el Campeonato Estatal de aficionados en 1994 y de allí salió disparado a la Once dejando atrás toda una vida ciclista en el Baqué, su origen.

Ahora, después de dos temporadas dirigiendo al equipo de Sopelana, al que quiso imprimir parte de su carácter ciclista y algo de lo que vio y aprendió de los directores que tuvo -sobre todo Angoitia y Manolo Saiz-, regresa al Baqué, el equipo que nació para abrigar a Julián Gorospe a finales de los 70 y que afronta su 35ª temporada en el pelotón, algo insólito en el ciclismo y reflejo del compromiso y la pasión de Baqué por el deporte de la bicicleta.

sustituto de Gorospe David Etxebarria sustituye en la dirección a Rubén Gorospe, que, junto a Beloki, Marino o Leanizbarrutia, asumía el mando durante los últimos años en los que el equipo había perdido peso específico en el pelotón. Relegado a un segundo plano, algún peldaño por debajo de bloques tan potentes como Caja Rural, Seguros Bilbao o Bidelan, el conjunto cafetero había cambiado los años de los tropecientos triunfos por una filosofía formativa en la que lo primordial, por encima de la victorias, había pasado a ser el trabajo para pulir corredores que aprendieran a ser ciclistas, una ideología en la que siempre ha gozado con el respaldo de Baqué, el equipo al que regresa, casi dos décadas después, David Etxebarria.