Días después de que Harry Kane lograra su primer título como profesional, el Tottenham Hotspur, su anterior equipo y del que era estandarte, quiere volver a saborear una final y acercarse a un trofeo que se le resiste desde hace 17 años. El 3-1 de la ida es argumento suficiente para confiar en que los spurs estarán en la final de Bilbao, pero crea cierta incertidumbre ese gol final de los noruegos en la ida, que obliga al Tottenham a no fiarse de nada de lo que ocurra en la pequeña ciudad de Bodo.
El gol de Saltnes en el tramo final del partido de ida da esperanzas al Bod/Glimt para soñar con la remontada y con una final que permitiría alargar una trayectoria que arrancó diez meses atrás en la previa de la Liga de Campeones.
Ningún otro equipo ha disputado más partidos en Europa esta temporada que el Bod/Glimt: con el de hoy serán 22 entre Champions y Europa League. Buena parte del éxito del equipo noruego se asienta en su fortaleza en Aspmyra, su pequeño estadio con apenas 8.000 asientos y césped artificial en el que suma seis triunfos en siete partidos en esta competición y cuyas entradas se agotaron hace días.