Aunque los tiempos de Leo Messi en Europa ya acabaron, tras su paso por el Barcelona y por el París Saint-Germain, el delantero argentino sigue jugando, ahora en la Major League Soccer (MLS) de Estados Unidos y Canadá, en el Inter de Miami, en el que coincide con exjugadores del Barcelona como Luis Suárez, Sergio Busquets o Jordi Alba, con el Tata Martino como entrenador y David Beckham como presidente y copropietario.

Este sábado, el equipo de Florida goleó (5-0) al Orlando City para situarse líder en la Conferencia Este, y Messi anotó dos de esos goles. Buscó el tercero para sellar el hat-trick en el tiempo de prolongación, en un lanzamiento de falta cerca del área en el minuto 91, pero su lanzamiento no fue del todo preciso, se marchó a un lado de la portería rival y terminó en la parte baja de las gradas. De lo que no se enteró el argentino era de que el balón había impactado en una niña pequeña que se encontraba allí sentada entre aficionados ataviados con las camisetas rosas del Inter de Miami.

Debido al susto y a la fuerza del impacto, la niña rompió a llorar, y dos mujeres, una de ellas probablemente su madre, intentaron calmarla y tranquilizarla, y más al ver que en principio no había sufrido ninguna herida, aunque sin conseguirlo. Es entonces cuando se ve la reacción del padre, que se ha vuelto viral en las redes sociales. Es él quien graba con su teléfono móvil el lanzamiento de Messi y al ver las consecuencias y los lloros de la niña dice en español: “Le pegó a la nena, llora…, le pegó a la nena… ¿Estás bien, mi amor?”, comienza preguntando.

Viendo que la niña no deja de llorar, su progenitor cambia de estrategia intentando hacerle ver que es casi un privilegio haber sido golpeada por un balón que envió el astro argentino. “¡Te pegó Messi, mami! ¡Te dio Messi igual, eh, no pasa nada!”, insiste.

La niña, que no llegó a soltar en ningún momento el chupete que tenía en la boca, fue atendida inmediatamente por precaución por los servicios médicos del Chase Stadium, el estadio del Inter de Miami, situado en la ciudad de Fort Lauderdale y con capacidad para unos 19.000 espectadores. Allí verificaron que no había sufrido ninguna herida, con lo que pudo abandonar el recinto junto a su familia sin mayor inconveniente.