Jahmon Wilson, un joven de 18 años estaba practicando pesca submarina en Nueva Zelanda cuando se encontró con un tiburón que estuvo a punto de arrancarle la mano de una dentellada. Wilson acababa de arponear a un pez rey de entre 8 y 10 kilos cuando otros buzos le avisaron de la presencia de tiburones en la zona.

Mientras intentaba volver a la orilla, un tiburón cobrizo de más de tres metros de largo le arrebató la presa que llevaba aún clavada en el arpón. El joven pudo salvarse y salió ileso de este ataque, no sin antes ser arrastrado por el animal a través del agua durante unos 20 metros, aproximadamente.

Para liberarse, tuvo que cortar la línea de pesca. "Todo sucedió muy deprisa. Todavía sigo en estado de shock", compartía Wilson en el vídeo publicado en sus redes sociales.

Según Wilson explicó después a algunos medios locales, en un principio creyó que el pez que acababa de pescar continuaba vivo, ya que este "seguía moviéndose". Sin embargo, se trataba de un escualo arrebatándole con fuerza el ejemplar que había capturado.

Ahora que el ataque ya ha quedado atrás, el protagonista solo puede agradecer la "gran suerte" que tuvo al salir sin daños de este encontronazo. Así pues, el hombre señaló que los tiburones cobrizos "no suelen atacar a las personas", un comportamiento que sí es más habitual en los tiburones blancos.

"Ahora me preguntan si tengo miedo a los tiburones, pero creo que hay muchas ideas equivocadas en torno a estos animales. Este tiburón estaba en su hábitat y solo buscaba pescado fresco para alimentarse", concluyó.