Fue un alarde de estocadas que nacen de la esgrima y de la imaginación –la Asociación Navarra de esgrima histórica, Corvus mostró sus destrezas...–, entremezclado con el florear de grandes voces. Todos ellos que inundaron de aventuras y emoción el teatro Arriaga, ayer conquistado, por mandato de ABAO Txiki y su incansable labor para que la lírica conquiste el corazón de la gente más joven. No en vano, abrió el año la obra D’Artagnan y los jóvenes mosqueteros con una producción de la Ópera de Cámara de Navarra OCN, la dirección musical de Jesús María Echeverría; la dirección de escena de Víctor Iriarte; la escenografía de Raúl Arraiza; la iluminación de Jorge Urrizola y el vestuario de Edurne Ibáñez, cuyas habilidades lograron dar vida a una historia legendaria.
¿Les suena, verdad...? Por si acaso les recuerdo el argumento. Veinte años después de haber rescatado el collar de la reina, el fiel D’Artagnan (en la garganta de José Luis Sola...) es requerido por Ana de Austria (Andrea Jiménez en escena...) para una nueva misión: reunir de nuevo a sus amigos y descubrir donde se oculta su hijo, el Delfín, futuro Luis XIV de Francia. Sin embargo, los viejos y cansados Athos, Porthos y Aramis ya no están para esos trotes, así que mandan en su lugar a sus retoños: dos chicas que no temen a nada ni a nadie y un joven emprendedor. Todos a una, D’Artagnan y los nuevos mosqueteros derrotarán a los esbirros del malvado cardenal Mazzarino, que conspira para reunir todo el poder en su persona.
Una historia épica, ya ven, adecuada a la edad de los más jóvenes, que fueron mimetizándose con los personajes. Por las entrecajas iba moviéndose Cesidio Niño para controlar que todo funcionase y en el patio de butacas hizo acto de presencia el presidente de la ABAO, Juan Carlos Matellanes, acompañado por María Luisa Molina, Natalia Prieto y Eduardo Panizo, integrantes de la Asociación. A la cita con las peripecias nacidas en la imaginación de Alejandro Dumas no faltaron la diputada foral de Transportes, Movilidad y Turismo, Sonia Pérez Ezquerra, acompañada por Aitana Amieva, María Jesús Ezquerra y José Luis Amieva; Ixone Olabarria, Alex Bilbao, Olivia Iriarte; Leire Gaztumbide y Verónica Hernández quienes llegaron como fieles mosqueteras de Ane Pérez, Sare Pérez, Malen Pérez y Lucía Gonçalves, para vigilarlas ojo avizor; Irene Madariaga, Josune y Aitor Bengoetxea, Izaskun Múgica, Ainhoa Aranguren, Maialen e Iker García, Maite Elosegi y un buen puñado de gente amante de la música lírica y las aventuras de capa y espada.
Era digna de ver la expectación con la que llegaban los más jóvenes. Ainara Agirre, Miren Casado, Alaia Bilbao y Enara Etxebarria iban con la ilusión prendida de la mirada. Kelsier Rubio, sin embargo, era más práctico: iban comiéndose unos churros acompañado por Jandere Rubio y Lucía Caro, acompañados los tres por Danae Hidalgo y Natalia Pérez. Fuera llovía pero la gente no cesaba de llegar, como si la climatología adversa no fuese una fuerza suficiente para derribar la ilusión. Elena de la Cuesta acudió acompañando a Irene Salcedo, Paula Engelmann, Lucía Engelmann y Rocío Barrena y momentos antes habían llegado Charo Tazo, Carlos Erlaiz, todo optimismo, Ainara Renteria y Lucía Erlaiz. Y tampoco faltaron Ikerne Ballesteros, Miren y Ane Zubia, Critina Barredo, Elena Muguerza, Gotzone Mendizabal, Andrea y Gorka Ruiz, Ander Mendiola, Begoña Sagastizabal, Iria Núñez y así toda una corte de gente que se acercó a disfrutar con un espectáculo en el que se entremezclan la fantasía y el virtuosismo de las voces. La propuesta de ABAO Txiki de acercar la música lírica a la edades más tempranas es, según lo visto ayer y en tiempos anteriores, una apuesta de futuro de no pocos quilates. Como los diamantes del collar de la reina, pongamos por caso.