EN días como el de ayer el corazón de Bilbao, ubicado como bien sabrán ustedes en el Casco Viejo, late acelerado, con una suerte de taquicardia feliz en la que se celebra la Salve de los Txikiteros que rompe a sonar con un sentido “Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra: Dios te salve” que sobrecogía ayer a los cientos y cientos de personas que se acercaron a los pies del Palacio Yhon y la hornacina de la Amatxu de Begoña que custodia la hucha de los txikiteros para mecerse al compás de una melodía cuyo ritmo lo marcó el otxote Txipli Txapla que dirigió la bermeotarra Karmele Barrena con la habilidad suficiente para que las voces de Xabier Lapitz, Gontzal Aizpurua, Jon Zapirain, Óscar Sanz, Luis Gorostiaga, Javier Fuentes, Javier Bolado, Antonio Perdices, Jon Gamarra y Joxean Lozano marcasen el bombeo de la tarde noche, como si el corazón de los amantes de la Amatxu y el txikiteo les boxease dentro del pecho.

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En imágenes: La Salve de los Txikiteros en el Casco Viejo de Bilbao José Mari Martínez

A un paso de las seis décadas (todo empezó como costumbre de primera mano en 1964...) hubo cambios en la tradición. Los bomberos de Bilbao (a quienes en 2018 Txikitero Artean, entidad organizadora de este encuentro otorgó el Txikito de Honor) se responsabilizó de la ofrenda de flores a la Amatxu de Begoña que en el marco de la fiesta txikitera viene haciéndose desde el año 2000, a las 12.00 del mediodía (la hora del Angelus ya sabrán ustedes) del día 11 de octubre, encargándose, a partir de este 2023, de recoger los ramos ofrecidos y de colocarlos al pie de la hornacina de la Amatxu de Begoña que preside la fachada del edificio La Bolsa’del Casco Viejo, viejo Palacio Yhon, ante la que desde el año 1964 se canta la popular Salve Txikitera en recuerdo de quienes nos precedieron en el mantenimiento de la costumbre del txikiteo.

No hubo, por tanto, un tapiz de flores cubriéndolo todo como si el manto vegetal nos abrigase a todos. A los balcones del histórico edificio estuvieron invitadas un puñado de Begoñas (si me lo permiten decir Begoñas apellidadas García, Quintanam, Marina, Álvarez, Bordón Uribe, De la Cruz, Ruiz, Elexpe o Zapirain entre otras...) para vivir de cerca la ceremonia. Ya de mañana estaban invitadas al desayuno en la cafetería Lago.

Cuentan las crónicas de ayer mismo, recién horneadas, que el Día de los Txikiteros comenzó, ya de mañana, con la romería txakolinera y la ofrenda floral a la Amatxu, y acabó en la oscura tardenoche con el multitudinario canto de la Salve de los Txikiteros, frente a la hornacina de la Virgen en el edificio la Bolsa del Casco Viejo de Bilbao. Así, en la romería txakolinera, txakolineros de las seis zonas de la D. O. Bizkaiko Txakolina, ataviados con trajes típicos, acarrearon los cestos de uva por las calles del Casco Viejo. La romería partió a las 11.30 de la calle Portal de Zamudio y recorrió varias calles del Casco Viejo hasta llegar al edificio La Bolsa.

Testigos de todo cuanto les cuento fueron el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, Amaia Arregi, Itziar Urtasun, Jon Bilbao; el presidente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo, Luis Arbiol; el presidente de BilbaoDendak, Rafa Gardeazabal, Joserra Taranco, Tomás Sánchez, Boni García, Rosa Pardo, Javier Diago, Begoña Castaño, Marino Montero, Borja Elorza, Iker Ukide, María Asís Fernández, Jujo Ortiz, Janire Torvisco, Manolo Delgado, hombre sentido del Athletic, Eduardo Velasco, encargado de marcar el ritmo, ritmo de la noche, los Bilboko Txistularis, el poeta José Ramón López, Misere Josephe, Gabriel Rodrigo, Carmelo Sánchez Pando, Aitor Bilbao y una legión de hombres y mujeres que a lo largo y ancho del día y de la noche disfrutaron de un 11 de octubre donde todo se celebra y se brinda. El encuentro fue, ya lo ven, una aventura por las calles más sentidas de la villa.