UN ancestral himno a Renenutet, diosa de la tierra fértil, que recoge el Libro de los muertos egipcio dice algo así como “(...)Haré crecer el Nilo para ti, sin que haya un año de ausencia o extenuación en toda la tierra, para que las plantas florezcan, doblándose bajo su fruta. (...)” retumba en la memoria de la noche de ayer. Renenunet es una diosa cobra de la alimentación, la fertilidad y cosecha y guardiana del faraón. A veces, como diosa de la alimentación, se la podía ver con su marido, el dios cocodrilo Sobek, creador del Nilo, que con sus inundaciones anuales depositaba el fértil limo que permitía abundantes cosechas. En su nombre se celebró ayer una cena faraónica en el restaurante Etxanobe Atelier (Fernando Canales no pudo asistir a la cena, donde ejerció de contramaestre Mikel Población...) y en el marco del 128º cuartel del Slow Food Bilbao-Bizkaia, cuyo presidente de honor, Mariano Gómez, detallaba que el menú con 5.000 años de antigüedad está inspirado “en los datos que han aparecido en tumbas, mastabas, papiros... de la época de los faraones”.

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El restaurante Etxanobe crea un menú que recrea la comida del Antiguo Egipto Oskar González

¡Qué fantasía, qué delicia, qué maravilla! El chef Mikel Población, del restaurante Etxanobe, elaboró un menú basado en los platos del Antiguo Egipto con una edad aproximada de 5.000 años en el país de los faraones. La organización viajó a Egipto en 2021 a aprender de su gastronomía y contactó con el conocido egiptólogo y exministro de antigüedades de Egipto, Zahi Hawass, célebre por sus descubrimientos y colaboración con National Geographic. Les transmitió sus conocimientos y les guio por la antigua gastronomía en la posada que fundó hace más de un siglo uno de los aguadores que trabajó para Howard Carter, célebre arqueólogo y egiptólogo inglés que descubrió en 1922 la tumba de Tutankamón, el faraón niño.

Entre los tres bocados para abrir boca se encontraba un desayuno vegano egipcio, un ful medames que lleva hummus de habas (la legumbre forma parte del salario de los obreros de las pirámides...), berenjena y aguacate. Ful es una palabra árabe que significa habas y medames, enterrado, porque originalmente, este plato se cocinaba en una olla enterrada en las brasas. Redondearon los entrantes un caldo concentrado de cebolla y lentejas y huevo de codorniz dorado, meloso con foie, en recuerdo de los tres huevos de oro que, según cuenta la leyenda, Marco Antonio regaló a Cleopatra, antes de su suicidio.

Digamos que los platos centrales, regados por vinos fenicios, Massya y Mussar Jeune, fueron una crema de hongos con esfera de trufa y aceituna, lubina al vapor y holandesa de nuez, magret de pato y compota de ciruela e higo y rulo de cordero con champiñón anisado. De postre, se degustó helado de algarroba y galletas Shyat, que llevan chufas, dátiles deshidratados y miel. Y el pan de la cena fue elaborado con harina bio khorasan, un trigo khoresei con la que se elaboraba el pan en el Antiguo Egipto.

A la mesa faraónica se sentaron el egiptólogo y agregado de Turismo y Cultura de la Embajada de Egipto, Hamdi Zaki; Mohamed Ezzedine; la vicepresidenta de Slow Food Bilbao-Bizkaia, María García Pérez, Teresa Angulo; los mallorquines Bárbara Mestre y Jaume Falconer, artista polifacético que navega por las olas del diseño gráfico, la pintura, la escultura, el teatro y la fotografía; Asier Sanz y Javier Gamboa, inseparables creadores; Ibon Areso, Fernando Moltó, Yolanda Ibarrondo, Iván Ortega, Juan Arriazu, Mikel Etxeberria, Alfonso Madariaga, Jorge Arbaiza, Joserra Astorquiza, Cristina Cortado, María Boyra, Elena Astigarraga, Anne Simoes, José Ignacio Pérez Aguirre; el chef de Deusto Gabriel Huaman, Jon Arrieta, Patxi Armentia y un buen número de comensales que llegaron a sentirse integrantes de una civilización que comía como los ángeles, que se alimentaba junto a los dioses.