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El callejón de las botxerías

Homenaje a Christian Bobin en la biblioteca de Bidebarrieta

En imágenes: Homenaje a Christian Bobin en la biblioteca de BidebarrietaPablo Viñas

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EL escritor francés Christian Bobin falleció el pasado 25 de noviembre a los 71 años. En sus textos, que lo mismo sobrevuelan la novela, el diario o la prosa poética, supo extraer lo maravilloso de las cosas pequeñas (¿El zumo o el tuétano, pueden decirse...?), con palabras sencillas, frases musicales, fórmulas frágiles y luminosas, como si fuesen talladas en cristal de Bohemia. A Bobin le conocen muy poco en nuestros alrededores. Pero hay un mundo más allá donde a Bobin le admiraban como a un predicador, a un sabio de hondos consejos. “Es el bien lo que me asombra en esta vida, es mucho más singular que el mal”, llegó a decir. Ayer, las puertas de la biblioteca de Bidebarrieta se abrieron para homenajearle, con el editor de El Gallo de Oro, Beñat Arginzoniz, como moderador y como impulsor del encuentro.

Fue el propio Beñat quien tomó la primera palabra para ofrecer su mirada, su concepción de Bobin. “Parece que va de paseo contigo contándote algo al oído, susurrándote”, dijo en una descripción a vuelapluma. “Era un hombre que veía lo milagroso, lo singular de las cosas, apuntaba Beñat mientras el aforo le seguía con interés. Fue un homenaje más de todos los que se están realizando en España, Francia, Italia y otros países.

Participaron en el evento la escritora Luisa Etxenike, quien presentó la ponencia Escritura y postura a contracorriente. Christian Bobin o el arte de la réplica; la traductora Alicia Martínez, bióloga de profesión y amante de la literatura, ligada a Christian si se juzga que ha traducido dos de sus obras: El Bajísimo que se publica en El Gallo de Oro ediciones, en 2016, y La presencia pura en la misma editorial, en 2017, y el maestro zen Pablo Garmendia, quien ya presentó El Bajísimo tiempo atrás, una obra que recoge las peripecias y andanzas de San Francisco de Asís. Es un libro singular, explicaron quienes lo conocían de entre quienes ayer se acercaron a la bilioteca de Bidebarrieta. ¿Quieren un ejemplo? A pesar de lo que puede sugerir ese título, el Bajísimo es Dios, según se indica cuando se cuenta el cambio de vida de San Francisco de Asís. “Ni Dios padre con sus tambores, ni el Altísimo con su voz de rayo. Solo el Bajísimo que susurra al oído del durmiente, que habla como solo él puede hablar: en voz muy baja. Un jirón de sueño. El piar de un gorrión. Y eso basta para que Francisco renuncie a sus conquistas y regrese a su país. Unas palabras llenas de sombra pueden cambiar la vida”. Ahí queda.

Fue una cita más poblada de lo que cabía esperarse. A ella no faltaron el músico y compositor Gontzal Mendibil, la escritora Berta Delgado, Esperanza Pardo; Bernat Vidal, artesano y presidente de Arbaso; Ana María Juez, Fátima Iturrieta, el polifacético Borja Crespo, la música Karmele Paredes, Cristina Ojanguren, Aitor Arrate, Jon Urrutia, Ander Olaizola, Juan Carlos Marín, Asier Barredo, Carmen Ugarte, Francisca Nieto, María Luisa Hernández, Mari Carmen Alonso, Pablo Borges y un buen puñado de admiradores del literato francés.

“Era un hombre que adoraba la vida de los poetas”, aseguró Beñat en una de sus disertaciones. Habló a su vez de “la belleza del sufrimiento”, como si Christian fuese un vendimiador de maravillas y cosas así. Algunos presentes asentían, otros cabeceaban, incrédulos. Entre la gente que no faltó se encontraban las jóvenes Anais Payo y Ane Palacios; Sara Martínez, Juan Albares, Juan Carlos Fernández, Begoña Bilbao, Teresa Espinosa, Carmen Ibáñez, Paloma San Román, Ainhoa Etxebarria y un buen puñado de gente que se sumó al homenaje.

En el marco de las Noches de la lectura, la ministra de Cultura francesa, Rima Abdul Malak, quiso rendir homenaje a Christian Bobin a comienzos de este año. Con aquella velada abierta al público titulada Noche del Corazón, comenzó esta carrera de sentidas despedidas.