HE aquí la demostración de cómo una lengua antiquísima y ancestral no yace en las tierras del pasado, anclada como uno de esos árboles milenarios que se adoran como dioses de la madre Naturaleza pero que han de cuidarse al extremo, siempre alerta de que una enfermedad o un rayo les parta en dos. El euskera convivió con ellos cuando aún eran retoños, es probable, pero no se ha quedado como una lengua fósil: avanza hacia el futuro a pasos de gigante tras años duros en el pasado. Ni siquiera el vendaval de las prohibiciones fue capaz de llevárselo volando.

Hay un puñado de gente, eso sí, que ha peleado con toda la fuerza de su alma para mantenerlo en pie. Veamos el penúltimo ejemplo. La Diputación Foral de Bizkaia ha presentado un renovado Centro de Interpretación del Euskera (Euskararen Interpretazio Zentroa, EIZ) y lo presentó ayer en sociedad, en el marco del Día Internacional de las Lenguas Maternas. El centro muestra la vitalidad del euskera con el fin de transmitir, mediante contenidos interactivos, la importancia de la lengua como parte de la diversidad y aumentar el interés por su larga vida.

Euskararen Interpretazio Zentroa inauguratu du Unai Rementeriak San Inazion

Euskararen Interpretazio Zentroa inauguratu du Unai Rementeriak San Inazion José Mari Martínez

El renovado Centro de Interpretación del Euskera, ubicado en Euskararen Etxea y que dirige Iurdana Acasuso, evoca en su acceso a la entrada a una nave espacial. Unas cabinas donde uno puede sumergirse, una silueta recortada que recuerda a los acantilados, bajo el lema Aupa Maurizia, un juego de cajas que se abren y se cierran en los que se demuestra las relaciones del euskera con otras lenguas del mundo –txoko, por ejemplo, procede del árabe y txapela del francés, pongamos caso...– ofrece la oportunidad de acercarse al euskera de una manera amable, abierta y optimista, pero también de una manera precisa y rigurosa.

Ayer se presentó en sociedad con la presencia de la diputada Lorea Bilbao, Begoña de Ibarra, Ana de Castro, Belén Greaves, Patxi Batarrita, Eva Tuneu, el escritor Kirmen Uribe, el cantautor Mikel Urdangarin, Gotzon Lobera, Nerea Mujika, presidenta de Gerediaga Elkartea; Adolfo Arejita, embajador plenipotenciario ayer de Euskaltzaindia; Ibon Portillo, Marta Urcelay; Ana Goitia, Lander Otaola e Itxaso Paia con sus presentaciones y monólogos, Ylenia Baglietto, Gorka Izagirre, Carlos Sergio, Aitziber Bengoetxea, Izaskun Madariaga y un buen puñado de gente que iba acercándose a la plaza Agoitz, donde tuvo lugar toda la celebración. Una pantalla gigante que miraba al exterior retransmitía charlas, conversaciones y entrevistas desde los sofás de interior y en la fachada de Euskararen Etxea se proyectaban, primero, juegos de luz y más tarde dos bailarinas de danza vertical. La asociación del Peñascal ofreció un cóctel donde las torrijas fueron celebradas por todo lo alto. Los presentes hablaban y no callaban de la belleza del proyecto. El euskera en la plaza tuvo como acompañantes a Ibon Mujika, director de Desarrollo de DEIA; Aitor Basterretxea, Ibon Aranbarri, director general de la Bilbao Orkestra Sinfonikoa (BOS); Iñigo Alberdi., gerente de la Sociedad Coral de Bilbao, junto a Nekane Díaz, mano en la sombra de la propia Coral; Xabier Arauzo, director general de Euskera; Begoña Etxebarria, el concejal Koldo Narbaiza, Miren Azkarate, quien fuera rector de la UPV/EHU Iñaki Goirizelaia, Aitor Etxaburu, Almudena de Diego, Pedro Pérez, Alexia Carranza, Estibaliz de Diego, Naiara Ortega, Miren Olabarria, Nerea Etxebarria, Idoia Garate y un buen número de hombres y mujeres. El recorrido comienza en la planta 0 con el poema de bienvenida Munduari begiratzeko modu bat de Kirmen Uribe y continúa mostrando una fotografía cambiante de la vitalidad del euskera en la sociedad. A partir de ahí, la gloria. Divertida, sí, pero la gloria.