HE aquí aquel hombre que hace un sigo era vanguardia, un artista inquieto y envuelto en una suerte de constelaciones que le dieron luz y nombre. Del camino figurativo hasta ese espacio sideral plasmado en los lienzos – Friso para la Exposición Internacional del Surrealismo (Superstición) de 1947 es un ejemplo claro que puede verse desde ayer en el Guggenheim...–, su camino ha sido tan hermoso como tortuoso. Hacía dos años que Joan Miró había realizado su primera exposición individual en las galerías Dalmau de Barcelona, cuando en aquel feliz año 1920 visitó París. Quería verlo y sentirlo todo, desde el postimpresionismo al cubismo, pensando en Van Gogh o en Juan Gris, entre otros. Con el tiempo, Miró está considerado como uno de los más grandes artistas del siglo XX. Su obra es admirada por sus radicales innovaciones formales, desarrolladas en el contexto de las primeras vanguardias, principalmente del Dadaísmo y del Surrealismo. También se interesó por cuestiones espirituales, fascinado por la mística, las visiones y los sueños. Fue un artista grande y extraño.

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El Guggenheim acoge una exposición sobre la etapa parisina de Joan Miró

De eso se hablaba ayer en la inauguración de la muestra Joan Miró. La realidad absoluta. París, 1920–1945 que tuvo lugar en el museo Guggenheim, con el papel anfitrión del director del museo, Juan Ignacio Vidarte y la presencia del nieto del artista, Joan Punyet Miró; el consejero de Cultura y Política Lingüística, Bingen Zupiria, la consejera de Salud, Gotzone Sagardui; el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, Lorea Bilbao, Andoni Iturbe, Elixabete Etxanobe, Jon Azua; el comisario de la muestra, Enrique Juncosa, junto con la curator del museo, Lucía Aguirre, Sarfa Puig, presidenta de la Fundación Miró, Miquel Barceló, Helly Nahmad, Marko Daniel, Arrate Ojanguren, Ibon Areso, Alberto Ipiña, Begoña Bidaurrazaga, Itxaso Elordui, Asrius Alijosius, Juste Alijosius, Marta Cuevas; Aitor Bilbao, conocido como el mago Tor, José Manuel Barrenechea, Elena Landecha, Txema Vázquez Eguskiza, Delia Quintanilla, Julio Alegría, Mariapi Alza, Leopoldo Sánchez Gil, Josune Ariztondo, Jon Ortuzar, Itziar Epalza, la galerista Sol Aguirre, Begoña de Ibarra, Sylvie Lagneux, Juan Carlos Solagaistua, Cristina Pujalte, Ricardo Barkala, Ana Molina, Alberto López Echevarrieta, Amaia Goikoetxea, Amaia Fano, Isidoro Beltrán, Álvaro Díaz de Lezana, Elier Goñi, Nahia Egaña, Javier de Juana, Marisa Álvarez, Jorge Canivell, Julia Diéguez, Eva Larrauri, Begoña Zubieta y un buen número de gente entregada al vuelo de ese hombre. Desde las pinturas oníricas a las constelaciones; desde su estudios en La Lonja al gran mural, El segador, creado por Joan Miró en París para el Pabellón de la República Española en la Exposición Internacional de 1937 del que solo han sobrevivido unas pocas fotografías en blanco y negro. Entre hamburguesas y cervezas, de todo ello se habló en el cóctel de bienvenida.

El Guggenheim Bilbao muestra los años fundamentales en la obra de Joan Miró

El Guggenheim Bilbao muestra los años fundamentales en la obra de Joan Miró Oskar González