STÁ considerado como un artista único e inclasificable, un personaje singular de Bilbao, un ser peculiar que dejó huella en la ciudad, incluida una legión de amigos que luchan a brazo partido para que se mantenga vivo su recuerdo. Les hablo del artista gráfico Juan Carlos Eguillor, un historietista, ilustrador, pintor y grabador que también destacó en otras áreas artísticas como el vídeo experimental. Entre el gran público es conocido por sus ilustraciones y tiras cómicas aparecidas en diversos diarios y revistas. Era tío del cineasta Borja Cobeaga y pese a haber nacido en San Sebastián vivió la mayor parte de su vida en Bilbao, la ciudad de sus amores, y Madrid.

En su recuerdo se vivió la media mañana de ayer, cuando el teatro Arriaga abrió sus puertas para la presentación del libro Bilbao Gloria Mundi, una obra que recorre la ruta eguilloriana que pasea por los rincones predilectos del artista, territorios como el propio teatro Arriaga, en cuya cafetería de antaño tanto se inspiró, el café Boulevard, la biblioteca Bidebarrieta, la Plaza Nueva, la casa del lehendakari Aguirre, donde la nació la publicación Euskadi Sioux, el txoko Eder, la konprtsa Txomin Barullo, el mesón Los Picos o el rascacielos de Bailén, vecino de La Naja, entre otras muchas esquinas de una ciudad que le alcanzó como un rayo en su corazón que tanta inspiración rascó de la villa.

Bilbao es la ciudad donde vivió, creó, imaginó y amó, la ciudad que contiene todas las referencias de sus distintas líneas de creación, lugares, personajes y situaciones precisas, la ciudad que da sentido a su obra. Al mismo tiempo su obra es algo global, diverso e inacabado, y Eguillor es un artista universal. La obra de que les hablo está escrita por José Carlos Torre (Barakaldo, 1977), personal docente e investigador de la Universidad del País Vasco; doctor cum laude en Bellas Artes y experto en la obra del propio Juan Carlos "el hombre al que no conocí pese a que él parecía conocerme a mi de siempre", según contaba ayer en el vestíbulo del teatro, donde se presentó un libro original y diferente.

Para su presentación tomó la primera palabra de la mañana Marino Montero, quien ha peleado hasta la saciedad por el recuerdo de Juan Carlos (recordó su cartel anunciador de la primera Aste Nagusia, el mural iconográfico instalado junto al restaurante Víctor de la Plaza Nueva, titulado Memoria de Bilbao, la sala reservada el Museo de Bellas Artes para la exposición de su obra, Agur, amante, la ruta eguilloriana que en octubre pudo recorrerse en una visita teatralizada y otras muchas huellas....) y fueron testigos de todo cuando dijo el editor del libro, Beñat Arginzoniz; Iker Urkidi, emisario de Bilbao Historiko; el artesano Bernat Vidal, Beatriz Marcos, Gontzal Azkoitia, quien se paseó por el Teatro Arriaga con un paraguas abierto y estampado con ilustraciones del propio Eguillor, Julio Alegría, Kepa Elejoste, Juan Coti, el artista gráfico Neo, María Antonia Gómez, Juan Carlos Rastrollo, emisario del centro extremeño en Bilbao; Xabier Zaldunbide, Jon Kortazar; la actriz Nati Ortiz de Zarate, Maite Santos, Iraide Sánchez, Begoña Castaño, Jesús Zabala y un buen puñado de admiradores del creador irrepetible. La inmensa mayoría de ellos se acercaron al café bar Lago de la vecina calle Correo donde Boni García no cesaba de recibir enhorabuenas por su nombramiento como ilustre de Bilbao (el literato Ino Oneka, miembro de la Asociación Artística Vizcaina, le acaba de dedicar un soneto por semejante reconocimiento) y felicitaciones porque ayer mismo era su cumpleaños. Durante todo el día Boni no cesó de repartir agradecimientos (por allí pasaron, además, Tomás Sánchez y Javier Diago entre otros...) cuando en realidad es él quien nos han servido, desde el otro lado de la barra, litros y litros de buen servicio; kilos y kilos de hermosa humanidad. No podemos estarle más agradecidos.

El Teatro Arriaga acogió la presentación del libro 'Bilbao Gloria Mundi. Ruta por el Bilbao de Juan Carlos Eguillor'

La obra de Juan Carlos Torre atrajo la atención de un buen puñado de admiradores del artista gráfico que dejó huella