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El callejón de las botxerías

Recital religioso de la Coral de Cámara de Pamplona en la Encarnación

Recital religioso de la Coral de Cámara de Pamplona en la Encarnación

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UANDO Jon Beaskoetxea y Jon Gómez entraban en la iglesia de la Encarnación, a eso de las 19.00 horas de ayer, caían las primeras gotas de un sirimiri perezoso. "Nosotros venimos a todos los conciertos desde 2004", apuntó Beaskoetxea. El templo del arrabal de Ibeni casi se había llenado ya en el aforo permitido.

El ciclo Bilbao Arte Sacro (BAS), que Bilbao 700 impulsó en sus inicios, se ha convertido en una cita musical ineludible. Sagrada.

En el pasillo central de la parroquia, antes de que sonaran las primeras notas, charlaban el coordinador del ciclo, Ignacio Iturrate, y el gerente de la Sociedad Coral de Bilbao, Iñigo Alberdi. "Esta es una cita imprescindible dentro del calendario. Muy importante. Se trata de un tipo de música especial interpretada en un lugar que también lo es", expresó Alberdi.

Y no exageraba. Al fondo de la alta nave de la Encarnación, tan sobria, quedaba un amplio estaribel forrado en negro sobre el que se había dispuesto el decorado: anaqueles de madera repletos de pequeños cirios encendidos. Iluminaban un elegante órgano portátil con estructura de madera que emplea flautas en lugar de tubos. Una viola de gamba y el tipo de laúd barroco conocido como tiorba aguardaban pacientes que agitaran sus cuerdas.

Fuera, en la plaza, los niños jugaban a la pelota, la gente soportaba las lentas gotas de lluvía sin moverse de las terrazas de los bares y un trío de adolescentes fumaba en un banco mientras miraban los móviles. Pero ese era otro mundo. Otro Bilbao separado del interior por unas enormes puertas de madera y el sonido de obras como Veni Sancte Spiritu, de Benito de Navarra, o Alma Redemptoris Mater, de Simón de Araya. Dos mundos.

Dentro, la Coral de Cámara de Pamplona, normalmente integrada por 24 músicos, ayer reducidos a 17 por las restricciones, sonaba a gloria, siguiendo las indicaciones del también organista valenciano David Gálvez Pintado. Jesús Fernández Baena, a la tiorba; el italiano SergioBarcellona, a la viola de gamba; Marta Ramírez de Mina y Olga Montoya, con sus violines barrocos, y Marc Morades y Aritza García de Albéniz, con las trompas, se encargaban del bajo continuo. Con ellos, barítonos, mezzosopranos, contraltos y tenores. Un sonido divino. Siete piezas integraban el programa titulado Zeremonia.

Fundada en 1946, la Coral de Cámara de Pamplona es una formación de prestigio y referencia. Por esta razón, y por su trascendental papel como introductora de la vanguardia musical en Nafarroa, recibió en 2018 el Premio Príncipe de Viana de la Cultura, después de la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, la Encomienda de la Orden del Mérito Civil y la Encomienda de la Orden de Alfonso X El Sabio.

De su calidad disfrutaron Julia Esteban, Bego Minteguía, Mila García, Nerea Martí, Iñaki Barrutieta, María del Pilar García Aguirrezabal, Marisa Gomeza, Alberto Sánchez, Olga Hoyos, José Luis González de Alaiza o Merche Cárrez. Desde Donostia se acercaron Aitor Etxebarria, Jorge Torregrossa, el alemán Stefan Horsgtler y los hermanos Javier y Jaime Anduiza.

La XVII edición de BAS, organizada por el Ayuntamiento de Bilbao, arrancó el martes con In Festo Sanctae Mariae Magdalenae, a cargo del conjunto polifónico Qvinta Essençia. Hoy jueves Accademia del Piacere interpretará Ars Melancholiae. Para mañana y el sábado están anunciados Le Poème Harmonique y De Caelis, respectivamente. Las entradas se pueden adquirir, al precio de 6 euros, en la taquilla y en la web del Teatro Arriaga, en cajeros multiservicio y, en caso de que quede disponibilidad, en la puerta de la misma iglesia.

Al salir de la Encarnación tras el concierto pasan delante automóviles y bicis eléctricas con las luces encendidas. Se hace raro.

La Coral de Cámara de Pamplona ofreció ayer un recital de música religiosa en la Encarnación, dentro del XVII Bilbao Arte Sacro

El ciclo de música sacra, referente en su género y organizado por el Ayuntamiento de Bilbao, se prolongará hasta el sábado