O es necesario saber leer y escribir para escuchar la radio a transistores lo que extiende su alcance, sin lugar a dudas, a muy diversas capas de la sociedad. Y siendo esta una ventaja mayúscula, convendrán conmigo en que los extraordinarios cambios de opinión que ocurren a cada instante, las emociones que pueden abrirse y cerrarse como un grifo, son el resultado de la hipnosis a la que te someten la radio. Viene al caso esta reflexión recién llegado del Teatro Campos, donde Juan Carlos Ortega, una de las voces de la radio más cachazudas y cachondonas, desplegó todas sus habilidades en la pieza teatral La radio de Ortega en un show chiripitifláutico. Durante una hora y media, la radio se hace visible en un espectáculo de algo que podríamos definir como sonido visual. Todos los referentes radiofónicos españoles desfilan por este espectáculo trepidante, los antiguos y los modernos. Ver la radio, aunque parezca contradictorio por definición, es un hermoso paisaje en el que regodearse.

Ortega es lo que se llama un animal de las ondas. Hasta tal punto que a media tarde la cola que ayer se arracimaba en torno a las taquillas del Teatro Campos llegaba hasta el edificio de Correos. Su trabajo era conocido de oídas y, al parecer, mucha gente quería acercarse meter la mano en el costado, a comprobarle en carne viva.

Hasta ayer mucha gente solo conocía a ese Ortega cuya voz se filtraba por la panza de la radio. Ahí han triunfado el látigo de su ironía, los personajes variopintos que habitan en su imaginación y la voz que se quiebra o susurra según convenga, siempre bajo el halo del humor, una materia prima dura de roer. Ayer se acercaron a escucharle y sobre todo a verles un sinfín de gentes. Entre ellas se encontraban Mariví González, Eduardo Arostegui, Begoña Marañón, voz cantante de Radio Bilbao; la locutora Azul Tejerina, acompañada por Eduardo Ruiz y María Mauleon, entre otras personas; José Manuel Ruiz Agirre, Juan Alonso, Mikel Odriozola, Nerea Etxeberria, Begoña Akarate, Juan Carlos Martínez, Joseba Urizar, Mikel Mendizabal, Iñaki Badiola, Alazne Irigoien, Alberto Ruiz de Azua, director de Cooperación, Convivencia y Fiestas del Ayuntamiento de Bilbao; Olga Olmos, Iñaki Olabarria, June Ortega, María Ángeles Gorostidi; las hermanas Beatriz y Nerea González Blanco; Nagore Sánchez, Ainhoa García, Antonio Vizuete, Ana Isabel Núñez, Celia Núñez, Manolo Rodríguez; Marga y Carmen Donoso, Marisa Mendibil, Javier Sorozabal, Pablo Blanco, Ander Izagirrre, Yolanda Muñoz, Maite Urizar, Paula Martín, Elena Marcos, Miren Amezaga y toda una corta de gente amante de la radio que se acercó hasta el teatro par ver cono sus propios ojos cómo se sintoniza el entretenido dial de la distracciones, donde Juan Carlos Ortega ejerce de domador de fieras de las carcajadas y la palabra afilada como diente de león.

El Teatro Campos acogió ayer el espectáculo 'La radio de Ortega', una manera de Juan Carlos Ortega de visualizar su trabajo