S todo un virtuoso. No por nada es el elegido para tocar un violonchelo construido por Nicolas Lupot, luthier forjado en la escuela del maestro Stradivari en París en 1821, y prestado por la Deutsche Stiftung Musikleben. No es un instrumento cualquiera, como ven. La familia Lupot era luthieres desde el tiempo de Jean Lupot en 1600. Sin duda, Nicolas fue el mejor artesano en la familia y uno de los mas importantes en la historia de Francia. Les hablo de Nicolas Altstaedt, el cheloinvocado para tocar ayer en la Sociedad Filarmónica, sin duda la sagrada capilla de la música clásica en Bilbao.

Llegó Nicolas con un programa llamativo, las Suites para violonchelo solo, BWV 1007-1012, de Johann Sebastian Bach, consideradas como una de las mayores obras para violonchelo jamás escritas. Prácticamente relegadas a una mera función didáctica hasta su redescubrimiento por parte de Pau Casals a finales del siglo XIX, se han convertido con el paso de las décadas en parte habitual del repertorio y auténtica piedra de toque para los violonchelistas. Sin poder datar con exactitud cuándo fueron compuestas, sabemos que las suites vieron la luz durante el llamado período de Cöthen, cuando Bach ejercía como maestro de capilla en la corte del príncipe Leopoldo de Anhalt-Cöthen. Los asistentes, pese a ser eruditos en la materia, quedaron asombrados con el virtuosismo y el sentimiento de un hombre diestro con las cuerdas.

No por nada, las colas se entremezclaban. A un lado, los asistentes al recital; al otro, quienes querían hacerse con una entrada para la obra de teatro Lyceum Club, que se representará mañana en la propia Sociedad Filarmónica por impulso del Ayuntamiento de Bilbao. La obra narra la creación en 1926 del Lyceum Club, entidad que trabajaba en defensa de la mujer, su desarrollo educativo, cultural y profesional y está pensada como homenaje a "esas mujeres que sentaron, a base de mucho valor y cultura, las bases del feminismo en el Estado, y que emprendieron el camino de la lucha por la defensa de los intereses de la mujer, promoviendo su desarrollo educativo, cultural y social". Bajo la dirección y dramaturgia de María Goiricelaya, el elenco de intérpretes lo componen Ane Pikaza, Nagore González, Olatz Ganboa, Getari Etxegarai y Adrián García de los Ojos.. Como Nicolas ayer, la obra teatral también despierta expectación en el público.

Regresemos al patio de butacas de ayer. En la antesala del teatro saluda a la concurrencia la presidenta de la Sociedad Filarmónica, Carmen Zubiria, acompañada por Carmen Iztueta e Imanol Zarraga. Camino de su localidad se cruzaron José Ignacio Pedrosa Belausteguigoitia, Gonzalo Acosta, Fernando Azaola, Cristina Olalde, Fernando Bravo, Juan Carlos Abaitua, Cristina Arrendo, Iñaki Erice, Josu Bergara, ex diputado general de Bizkaia, acompañado por Rosa Ede; Teresa Querejazu, Txus Casado, admirador confeso de la voz de Alfredo Krauss; José Ramón Lizarraga, Elena Escalza, Borja Pujol, director técnico de la BOS; Laura Grijelmo, Jon Inchaurraga y María Hierro, entre otros.

Con un goteo lento pero incesante, fueron llegando a la sala no menos de ciento y pico asistentes. Entre ellos también se encontraban Unai Eguía, hijo de Alberto Eguía, que fuera presidente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo, e Itziar Bizkarralegorra, cuya familia regentó durante años la tienda Calzados Otazua, también en el Casco; José Luis San Miguel, María Asun Erice, Alberto Cuadrado, María José Rezola, Carmen Hernández, José Luis Ortega, María Luisa Redondo, Beatriz y Agustín Asua y un buen número de hombres y mujeres que se dejaron envolver por las cálidas notas de Bach y la habilidad de Nicolas mientras el concierto se retransmitía en streaming, algo habitual en estos tiempos.

El violonchelo de Nicolas Altstaedt recreó la música de Bach en un recital celebrado ayer en la Sociedad Filarmónica

La cola de los asistentes al concierto se entremezcló con quienes aguardaban turno para comprar entradas para el teatro