CAMBIO de planes, pero con el mismo espíritu solidario de siempre. El montañero laukiztarra José Manuel Iñarrea ha debido renunciar este año a la conquista del continente africano, donde tenía previsto ascender el Kilimanjaro, su cumbre más alta con 5.895 metros de altitud. La pandemia le ha obligado a variar su hoja de ruta, pero no ha cambiado su empeño por seguir fusionando su pasión por el alpinismo con el reto diario de dar visibilidad al Síndrome de Dravet, una enfermedad neurológica que cursa principalmente con crisis epilépticas no controladas, discapacidad intelectual y alteraciones conductuales graves. Por eso, en cada una de sus expediciones le acompaña el banderín de la asociación Apoyo Dravet, entidad que promueve iniciativas y recauda fondos para la investigación de la enfermedad. Para aportar su granito de arena a la causa, en 2019 se marcó como objetivo ascender las montañas más altas de cada continente y ayudar a visibilizar la enfermedad.

Tras conquistar el año pasado el Aconcagua, techo de América (6.961 metros), y anteriormente el Mont Blanc (4.810 metros), este año había puesto su mirada en África. “He esperado lo máximo posible, pero no va a poder ser. La pandemia no ha remitido y era muy arriesgado”, resume. Un contratiempo que le ha hecho volver a fijar su atención en los Alpes, a donde viajará en agosto. “Son las montañas más complicadas a nivel técnico, exceptuando por supuesto las del Himalaya”, señala.

Su hoja de ruta pasa por coronar el monte Rosa (4.634 metros) y después el Cervino (4.478 metros), considerada una de las montañas más bellas del mundo y de las más retratadas, popular también por ser la imagen de las chocolatinas Toblerone.

“El monte Rosa es el segundo pico más alto de los Alpes y su ascensión te obliga a tener que completar una larga travesía entre glaciares y con una parte final exigente”, expone Iñarrea, que después de aparcar su sueño africano quiso afrontar un desafío muy exigente este 2021.

Del mismo modo, quiere aprovechar su estancia en los Alpes para subir el Cervino, también llamado Matterhorn, que comparten Suiza e Italia, con sus cuatro aristas orientadas a cada punto cardinal y cuyas características exigen una enorme destreza. “La ascensión es complicada, muy vertical, con 1.200 metros de desnivel. Por eso es tan espectacular a nivel fotográfico”, sostiene. De conseguir rubricar estas dos cumbres completaría la trilogía. “Monte Rosa, Cervino y Mont Blanc son las cimas más representativas de los Alpes y sería una gran satisfacción”, apunta.

En este sentido, la hoja de ruta en este nuevo reto solidario arrancará con su traslado el 21 de agosto a Zermatt, centro turístico alpino famoso por el esquí, montañismo y excursionismo. El día 23, prevé ascender al refugio del monte Rosa. Después, el 24 atacará la cumbre y regresará a Zermatt. Posteriormente, el día 25 prevé subir al refugio de Hörnli, situado a 3.260 metros, en la base del Cervino y, la madrugada del 26 se lanzará a por la cima.

Un esfuerzo titánico que realizará con la máxima ilusión con el fin de visibilizar el síndrome de Dravet y de que el banderín de Apoyo Dravet ondee en ambos picos para seguir recabando apoyos. “Por el Día Internacional realizamos una campaña con rostros conocidos de diferentes ámbitos que se sumaron a nuestra lucha”, resume Iñarrea. Además, a principios de este año recibieron un premio a la mejor organización a nivel estatal de búsqueda de investigación de las enfermedades neurológicas. “Todas las campañas que realizamos de visibilización buscan recaudar fondos destinados a la investigación y se está avanzando mucho”, indica.

Los Andes, en 2022

Por último, aunque está centrado en su reto más inmediato, vislumbra ya un 2022 donde se recupere la normalidad y ha planificado un viaje a Perú, en febrero, para tratar de ascender la cumbre más alta de los Andes peruanos, el Huascarán, que se eleva a una altitud de 6.757 metros. Después, volverá a intentar concretar su asalto al Kilimanjaro en verano con el sueño marcado a fuego de intentar concretar una expedición al Everest como siguiente peldaño. El techo del planeta retumba en su cabeza. 2023 puede ser el año.

En breveSíndrome de Dravet.

Enfermedad neurológica que cursa, principalmente, con crisis epilépticas no controladas, discapacidad intelectual y alteraciones conductuales graves, así como con uno de los índices de mortalidad más elevados entre los síndromes epilépticos.

Incidencia. Se estima que es entre 1;20.000 y 1;40.000 recién nacidos vivos siendo, por tanto, una enfermedad rara.

Apoyo Dravet. La asociación es un proyecto colaborativo que se ofrece a todos estos afectados con el objetivo de controlar la enfermedad y mejorar su calidad de vida.

Misión. Apoya acciones de visibilidad de la dolencia y a toda persona o entidad que trabaja en favor de Dravet.