Larrabetzu - La memoria histórica es uno de los principales valores que los municipios vascos tratan de guardar y cuidar. Es por eso por lo que el Ayuntamiento de Larrabetzu está llevando a una cabo un proyecto de recuperación de los hechos acontecidos en su territorio. Para ello, el gobierno municipal ha comenzado por recuperar la lápida de un soldado aviador nazi que cayó en Larrabetzu en 1936, durante la Guerra Civil. La roca sepulcral del aviador alemán August Wilmsen se encontraba abandonada en una campa del municipio desde la época en la que los ejércitos de Adolf Hitler y Benito Mussolini bombardearon de manera devastadora parte del territorio vizcaino. Una vez recogida la lápida del alemán, el Ayuntamiento ha comenzado a estudiar qué hacer con la misma.

No es el único rastro que la Guerra Civil dejó en Larrabetzu, ya que dos aviones cayeron en su terreno ese mismo año entre mayo y junio. El primero de los aeroplanos, pilotado por Hans J. Wandel, tenía en su interior escritos del alemán en los cuales admitía haber “enterrado un pueblo”. Su avión fue derribado por unos disparos desde la zona de Bizkargi, pero el piloto sobrevivió gracias a su paracaídas, para luego regresar a Alemania y morir en 1942 en la lucha en el Frente Ruso durante la Segunda Guerra Mundial. No obstante, su lápida y su aeroplano dejaron una huella que todavía yacía en el municipio. El segundo avión cayó un mes más tarde, durante el ataque al Cinturón de Hierro. De hecho, aunque la guerra finalizara en 1939, siguen llegando autobuses desde Alemania para rendir homenaje al rastro del avión. - O. Pérez