Por uno de sus lados Laudio, por el otro Arrankudiaga y en el frente Santa Ana. Son las tres sencillas inscripciones grabadas, desde hace siglos, en la piedra de forma trapezoidal que marca la frontera jurisdiccional entre el municipio vizcaino y el barrio laudioarra de Areta, en Araba. Y tal y como manda la tradición, los alcaldes de ambas localidades se encontraron ayer en las campas de Santa Ana para cumplir con un rito que lleva realizándose cada 26 de julio, desde hace más de dos siglos: visitar el mojón que supone la muga entre los dos pueblos.

El ritual tiene sus orígenes en las luchas y batallas que protagonizaron los habitantes de Laudio y de Arrankudiaga para obtener la propiedad de este terreno. El final del conflicto llegó en 1751, cuando la Real Chancillería de Valladolid fijó y ordenó el amojonamiento que hoy sigue de testigo para que futuras generaciones no olviden sus orígenes. Desde entonces, y de forma pacífica, los regidores locales revisan cada año sus fronteras durante la jornada festiva de Santa Ana.

Y pesar de la lluvia y de las inclemencias del tiempo, así volvió a ocurrir a las 10.00 horas de ayer en el transcurso de un sencillo acto que volvió a contar con la presencia de miembros de las dos corporaciones locales y de vecinos de ambos municipios. Los primeros en llegar al punto de encuentro fueron la representación de Arrankudiaga con su alcalde, Txutxi Ariznabarreta, a la cabeza y acompañados por el sonido de una trikitixa y el tronar de cohetes. Cinco minutos antes de la hora indicada, la comitiva laudioarra y su regidor, Ander Añibarro, accedió por la ladera del frontón hacia el terreno que antaño fue motivo de duros enfrentamientos entre estas dos localidades fronterizas.

Gran cordialidad Representantes de cada municipio procedieron a clavar en el suelo, cada uno en su respectivo terreno, los chuzos de punta de plata que representan a sus pueblos y los corregidores depositaron sobre la piedra caliza sus correspondientes varas de mando. Tras intercambiar unas palabras y revisar el estado del mojón, Ander Añibarro lanzó una pregunta al aire: “Está en su sitio, ¿verdad?”. El fue unánime y los vecinos de Arrankudiaga fueron, en ese momento, invitados a cruzar la frontera “para que disfruten con nosotros de este día y de la jornada festiva del barrio de Areta”, explicó el alcalde de Laudio para quien representar por primera vez a su municipio en este histórico acto “ha sido muy bonito y todo un orgullo poder vivirlo en primera persona”, declaró.

Muestra del buen ambiente reinante fue el hamaiketako que representantes políticos y vecinos de ambas localidades compartieron después de revisar sus fronteras. “Este año nos ha tocado organizarlo a nosotros. Normalmente se hace en las campas pero, por el mal tiempo, lo hemos trasladado a un local hostelero”, indicó Añibarro.