UANDO estalló la pandemia y se decretó el confinamiento domiciliario, la crisis sanitaria provocada por el covid-19 puso en jaque al personal sanitario, que no disponía de medios suficientes para luchar contra el virus de forma segura. Esta situación fue la que desencadenó la labor solidaria que se fraguó en Lemoiz. En ese momento fue cuando un grupo formado por dieciséis de mujeres de la localidad costera decidió que tenían que hacer algo para ayudarles. Al principio pensaron en elaborar mascarillas pero finalmente se decantaron por batas realizadas con paños quirúrgicos.

Un proyecto solidario surgido de su propia voluntad y respaldado por su propia institución local. Así, contactaron con el Ayuntamiento de Lemoiz, que les prestó la casa de cultura para que pudieran usarla como sede de este improvisado taller de costura, y parte del material. También encontraron colaboración en el propio hospital de Urduliz que les facilitó los paños quirúrgicos.

“Las celadoras y enfermeras no tenían material para protegerse del virus y por eso nos pusimos manos a la obra. Cada una aportaba su conocimiento sobre costura pero, sobre todo, no faltaban ganas. En aproximadamente veinte días fabricamos 1.000 batas”, explica Alazne Etxebarrieta, una de las integrantes del grupo.

Así, todas las tardes, de 16.00 a 20.00 horas, durante casi un mes confeccionaron, a base de golpe de hilo y aguja, estos imprescindibles elementos de protección. Asimismo, también elaboraron prendas de protección para los brazos de las sanitarias e incluso intentaron fabricar mascarillas. Sin embargo, ésta última opción fue finalmente descartada “porque ese tipo de tela no cumplía con los requisitos sanitarios”, detalla Alazne.

Poco a poco pero sin pausa, cada día entregaron una caja con medio centenar de batas al centro hospitalario. “Nuestra amiga Loreto, que trabaja en el hospital de Urduliz, las llevó en su propio coche”, prosigue.

Unos suministros que fueron fundamentales para el personal sanitario que estaba luchando en primera línea de fuego contra el coronavirus con escasez de material. “Las sanitarias nos agradecieron mucho nuestra labor y nos dijeron que esas batas las podían reutilizar hasta tres veces”, recuerda emocionada Alazne.

Sin duda, un trabajo en equipo que les permitió aportar su granito de arena a los héroes y heroínas sin capa para que pudiesen cada día atender a todos los pacientes de Uribe Kosta.