FALTARON los besos y los abrazos, es cierto. También esa cercanía propia de los reencuentros. Las sonrisas excelsas y las confidencias entre risas maridadas con un txakoli entre pintxo y pintxo. Faltó el calor del público, siempre necesario. El apoyo y reconocimiento de los seres queridos y de los fieles lectores. Tampoco se pudieron desarrollar las actuaciones que tanto colorido, brillo y armonía brindan a esta ceremonia. Esa oportunidad de ver en directo actuar a grupos culturales o artistas tan relevantes. Faltó ese brindis popular que glorifica estos premios como un reconocimiento público a sus vecinos más ilustres.

Sin embargo, aunque no se pudo contar con todas estas cosas, el mensaje no se detuvo. De otra forma, más simbólica y menos alegre, pero con el mismo calado. Cuando hace medio año el mundo contuvo el aliento ante la propagación de una pandemia desconocida y se desató la crisis sanitaria, la vida cotidiana se detuvo en seco. Entonces, el túnel en que se convirtieron nuestras vidas parecía no tener fin. Fueron los días más oscuros. Jornadas interminables en las que el valor y solidaridad demostrado por algunas personas permitieron disfrutar de un rayo de esperanza. Una respuesta a la altura de las circunstancias que merece ser reconocida y premiada.

Esta decimotercera edición de los Laboral Kutxa DEIA Hemendik Sariak puso de relieve el valor de las personas y entidades de Eskuinaldea que durante estos durísimos meses han ejemplificado su gran valor social. Con el Berango Antzokia como escenario de la gala de este año, que se tuvo que adaptar a las medidas sanitarias actuales, se brindó un merecido homenaje a todas aquellas personas y entidades que han combatido en la comarca en primera línea de fuego durante los meses más duros de la pandemia.

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Hemendik sariak Eskuinaldea

Una ceremonia que contó con el respaldo de patrocinadores como la Diputación Foral de Bizkaia, Juntas Generales, Laboral Kutxa, Consorcio de Aguas, Acciona, Ferrovial Servicios y Viuda de Sainz, sin olvidar al Ayuntamiento de Berango como anfitrión. En este sentido, Anabel Landa, alcaldesa de Berango y anfitriona de la ceremonia, puso de relieve que, a pesar de que nadie pensaba "celebrar de esta manera" esta nueva edición de los premios, "aún así estamos aquí y hay que celebrarlo". Unos galardones "diferentes" con una temática concreta: el covid-19. "Quiero agradecer a DEIA que, a pesar de toda esta situación, se haya animado a celebrar estos reconocimientos", agregó.

Por su parte, el director adjunto de DEIA, Kike Santaren, destacó que esta ceremonia es un día "marcado en rojo en el calendario" para el periódico, una "velada mágica" trastocada por la pandemia. No obstante, puso de relieve la necesidad de brindar un "agradecimiento" al "esfuerzo" realizado por los premiados durante todos estos complicados meses. "Son tiempos duros, pero a pesar de las circunstancias teníamos que reconocer el trabajo que se ha realizado en Eskuinaldea". "Su labor durante este tiempo marca el camino de lo que tenemos que hacer para salir adelante", manifestó.

Un camino como el que inició el tenor getxotarra Andoni Martínez Barañano, quien desveló que el aplauso de las 20.00 horas a los sanitarios le parecía "frío" y se puso a cantar a sus vecinos. "Ahora nos hemos conocido más", valoró. El genuino valor social.