Según los "datos oficiales a los que hemos podido acceder desde la Plataforma en Defensa del Tren Santander-Bilbao, entre los años 2000 y 2012 el número de personas usuarias se redujo en un 25%". Pero la agrupación ciudadana va más allá. De las respuestas analizadas en una encuesta de calidad del servicio y una campaña de recogida de incidencias que enviar a las instituciones se desprende que la presencia de pasajeros "ha decaído un 80% en los últimos veinte años". Lo atribuyen a la "mala gestión" de la que resultan "el aumento de los tiempos previstos en los trayectos y una oferta de frecuencias aún escasa" para los viajeros, que notan, principalmente, los que viven en municipios rurales como Karrantza.La plataforma quiere hacer constar que, a su juicio, existe una relación directa entre el deterioro de la línea, "debido al mal servicio" y el descenso de pasajeros, que "en ningún caso cabría atribuir a la falta de necesidad" porque en el primer trimestre de este año se estudiará la implantación de otra frecuencia que añadir a las tres actuales. "Exigimos a los responsables de la línea que tomen las medidas necesarias para apostar por un transporte de calidad, sostenible y que contribuya a la lucha contra la despoblación" y que Renfe y Adif "no utilicen el descenso de viajeros, consecuencia de su mala gestión", para no actuar.

En noviembre y diciembre de 2021 se registraron 178 respuestas a un cuestionario compartido a través de las redes sociales de la plataforma. Cuatro de cada diez se declaran totalmente insatisfechos con el funcionamiento del ferrocarril Santander-Bilbao otorgándole una puntuación de cero sobre cinco. El 33% le asigna un uno y, el 11%, un dos. Para el 0,6% de los encuestados el tren merece la nota máxima. El 38% menciona que el tren se ha detenido alguna vez por avería, en comparación con el 1% que no ha vivido imprevistos dentro de los vagones. Además, cuatro de cada diez personas consideran que la atención recibida en esos casos no ha sido la adecuada, por el 1% que cree que sí. El 98% ve el tren un servicio básico para Enkarterri y para el 94 deberían incrementarse las frecuencias. La mitad de los encuestados lo utiliza habitualmente, con mayor representación de la franja de entre 45 a 65 años, el 45% del total. Aquí entraría en juego "la brecha digital", porque los viajeros de edad más avanzada, más dependientes y que no disponen de otros medios de transporte", recurren más al tren. "Ocho de cada diez estaciones se encuentran cerradas al público", destacan desde la plataforma y son más a medida que el tren se aleja de Bilbao para entrar en la zona rural de Enkarterri.

Además, la plataforma quiere cuantificar de la forma más aproximada posible el número de incidencias. Para ello, invitaron a los pasajeros a hacer llegar sus experiencias de la última semana de enero, pidieron "información telefónica en las oficinas de Renfe, se recogieron datos en las estaciones y se consultó el sistema Inforenfe, que difunde los contratiempos en tiempo real".

Al mismo tiempo, "y para que tales incidencias queden efectivamente acreditadas, se ha promovido que la gente ponga reclamación ante Renfe cada vez que le ocurra" y la plataforma se ofrece a "ejercer de puente" con este trámite "a sabiendas de que muchas personas no lo hacen por falta de medios".

Incidencias: el 40% de viajes

Los resultados reflejan que "en un 40% de los servicios se producen incidencias. Catalogan como tales los trenes suprimidos "sustituidos por trenes de otra línea y realizan un transbordo con el pasaje a mitad de camino, trenes sustituidos por taxis o autobuses, imposibilidad de sacar el billete para viajar, y retrasos que superen los cinco minutos". En este caso, se han reclamado algunos que en ocasiones llegaron a sobrepasar la hora".

A peor en pandemia

Todo ello "unido al cierre de estaciones, falta de información ante estos contratiempos y falta de personal en los trenes" generan un descontento de los pasajeros "y los distintos ayuntamientos que se quejan de la falta de fiabilidad desde hace al menos diez años". Sin embargo, la pandemia puso la puntilla cuando Renfe comunicó la eliminación de servicios, de manera que no se podía ir y volver a Bilbao en el mismo día desde Karrantza y alrededores, a menos que fuera en vehículo privado o en Bizkaibus, con transbordos en Zalla.

Aunque explicaron que se trataba de una decisión puntual por la excepcional situación sanitaria, fue entonces cuando surgió la Plataforma ciudadana en Defensa del tren Santander-Bilbao. A punto de cumplir dos años, han recogido más de 7.100 firmas por Enkarterri y Cantabria enviadas a la Diputación, Gobierno vasco, Gobierno de Cantabria, ministerio para la Transición Ecológica y de Transportes y Ararteko, se han manifestado en Santander y Bilbao, se han reunido con alcaldes y partidos políticos y sus reivindicaciones han alcanzado el Congreso en Madrid con una iniciativa del PNV y el Partido Regionalista de Cantabria enmendada y respaldada por el PSOE y el PP para concretar las inversiones necesarias en infraestructuras, flota y personal porque entienden que un mal servicio aleja a la juventud de los pueblos.