Contabilizaron 525 días en los que la supresión de trenes justificada por el inicio de la pandemia dejó con un solo servicio al día y la imposibilidad de realizar trayectos de ida y vuelta en la misma jornada. En septiembre, Renfe restituyó las frecuencias previas al confinamiento, que siguen sin ser suficientes para los pasajeros de Artzentales y Karrantza por los que circulan los servicios entre Santander y Bilbao. Denuncian que persisten los retrasos y la supresión de trenes sin previo aviso que obliga a transbordos. Por todo ello, les sorprende para mal que el borrador de presupuestos generales del Estado para el año 2022 no contenga fondos para esta línea. Y ante esta ausencia de recursos contemplan más movilizaciones, como trasladarán en dos encuentros ciudadanos: el sábado día 20 en el valle de Villaverde a las 17.00 horas y el 4 de diciembre en Karrantza en horario y lugar por fijar. De momento, instan a los usuarios a efectuar reclamaciones con el fin de dejar constancia del reguero de incidencias.

“Raquel Sánchez, ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, ha manifestado en su reciente visita a Euskadi y Cantabria que el proyecto de presupuestos generales del Estado recoge inversiones por valor 414 millones de euros en materia ferroviaria en Euskadi, además de otros 78 millones que transferirá el Ministerio al Gobierno vasco para obras del ramal guipuzcoano del AVE. También apuntó que para Cantabria son más de 100 millones lo que hay en licitaciones y ejecuciones”, expresan desde la plataforma en defensa del tren Santander-Bilbao en un comunicado. Así que “deseamos mostrar nuestro malestar y preocupación” por la falta de inversiones “dirigidas a corregir el caótico funcionamiento” incluso tras la restitución de las frecuencias prepandemia. Porque “hablamos de solo tres servicios diarios en ambas direcciones”.

Próximamente darán a conocer “nuevas movilizaciones” para continuar visibilizando la situación del transporte ferroviario en la parte más rural de Enkarterri y Cantabria, así como reivindicar la necesidad de atención pública que permita “recuperar los mejores tiempos históricos de viaje, establecer frecuencias acordes a las necesidades de la población y acabar con la falta de atención e información en torno a todo el servicio, en especial a las incidencias”.

Una de las portavoces de la plataforma, Erika García, cuenta que desde las manifestaciones desarrolladas en verano en Bilbao y Santander el panorama apenas ha cambiado. Abundan los retrasos “a menudo de una hora” y casi todos los días “hay algún tren programado que no sale”. Normalmente, “el de la mediodía”, de forma que a los pasajeros congregados en la estación de La Concordia les dicen “que se monten en el de la línea Bilbao-Balmaseda y se bajen en Aranguren para enlazar con un transbordo en autobús, que suele llegar “hasta Marrón, ya en Cantabria” y desde allí prosigue en taxi. La agrupación defiende que así no se presta el servicio porque “nosotros demandamos ir en tren”. La diferencia es notable. Sobre todo, para la gente mayor, que ya no conduce y lo pasa mal atravesando en autobús las sinuosas carreteras de Karrantza y alrededores que se evitarían en el trayecto ferroviario. Hasta que definan las siguientes protestas recomiendan presentar reclamaciones de manera que se ponga el descontento sobre la mesa de Renfe.

Aunque el deterioro de la línea ocupa puntos del debate en las Juntas Generales de Bizkaia, el congreso de los diputados o el Parlamento Vasco, han informado del problema al Defensor del Pueblo y al Gobierno de Cantabría, se han recogido firmas y se han aprobado mociones en numerosos ayuntamientos, no aprecian avances significativos con respecto a las necesidades que la plataforma ha hecho llegar también a los distintos grupos políticos en los últimos meses. El grupo ciudadano reclama “un plan integral y específico de transporte, con medidas urgentes y eficaces en favor de un transporte público, social y de calidad, a fin de que esta línea de ferrocarril se convierta en el eje vertebrador del transporte en las comarcas por las que transcurre, y que otros medios no supongan competencia ni alternativa, sino que se coordinen y la alimenten”, recalcan.

“Esta línea tiene futuro. Los pueblos sin ella, lo dudamos”, indican, ya que, argumentan que la falta de infraestructuras adecuadas arrastra a la juventud fuera de sus municipios a núcleos más poblados con mejores conexiones o a instalarse en las capitales de alquiler para estudiar prolongando después la estancia indefinidamente. El peligro de despoblación que ahondaría la brecha de la Euskadi vaciada. Un factor más a tener en cuenta por la plataforma para la defensa del ferrocarril Santander-Bilbao, que no comprende “que se desentiendan de la infraestructura existente, que puede mantenerse y modernizarse con un modestísimo porcentaje de la inversión que destina cada año al ferrocarril el ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana”. Así se conseguiría reducir la duración del trayecto, que actualmente retrocede a niveles de décadas atrás”.