La historia está para ser aprendida, revisada y transmitida. En ocasiones es necesario mirar atrás para, por un lado, aprender de las buenas y malas decisiones de nuestros antepasados y, también para poner en valor el camino recorrido. Ayer, la escuela de Larrazabal en Barakaldo volvió a abrir sus puertas y sus tres aulas volvieron a estar ocupadas por niños... Y también por mayores con motivo de la primera de las tres jornadas de visitas guiadas que el Ayuntamiento de Barakaldo ha organizado en esta escuela diseñada por Ismael Gorostiza y que se inauguró en 1928, por lo que la visita permitió conocer cómo se educaba hace 90 años.La climatología, sin duda alguna, acompañó y el sol animó a los barakaldarras a participar en esta visita guiada. Desde las 11.00 horas, cuando se abrieron las instalaciones, el goteo de personas que se acercaban al colegio fue incesante. Mayores, familias con niños... Personas de todo tipo se vieron atraídas por esta visita que, además, contaba con servicio de audioguía. Al llegar, la primera de las paradas era en uno de los laterales de la escuela, donde se impartía una breve charla para explicar qué eran las escuelas de barrio. En Bizkaia se crearon un centenar y la de Larrazabal fue la número 96 tal y como luce el cartel que aún hoy se conserva. Después, tocaba ir al aula museo, un punto en el que se recrea cómo era un aula de hace casi un siglo. Allí, Joana y Ariana explicaron a Olivier lo que estaban viendo, quizá era muy pequeño para entenderlo perfectamente, pero las diferencias de ese aula respecto a la clase a la que volverá Olivier son más que evidentes. Los pupitres de madera, con la mesa inclinada llevan, sin duda alguna, a otra época. Aún más los libros y juegos que hay en las urnas ubicadas en los laterales de la clase. “Solemos venir a pasear por esta zona y vimos por redes sociales que se hacía esta visita guiada y hemos decidido venir. Ya había visto aulas de este tipo en Burgos. La verdad es que este aula está muy bien conservada”, reconoció Joana.

La siguiente parada era una sala en la que los profesores de aquella época se reunían. A los lados se podían ver armarios llenos de libros, de conocimiento de los que, en su día, algunos sirvieron para formar a los más de un centenar de alumnos que pasaron por este centro al que acudían niños y niñas de Bilbao, Barakaldo y de Alonsotegi que, en aquella época, pertenecía a Barakaldo. En esa sala, la modernidad se colaba a través de un monitor, en él se proyectaba un vídeo elaborado por el Consistorio fabril hace algunos años en el que una de las alumnas que estudiaron en la escuela de Larrazabal cuenta su experiencia. Sólo con girar un poco el cuello, el visitante podía volver a retroceder unas cuantas décadas en el tiempo ya que un encerado antiguo adquiría una especial relevancia en esta sala de reuniones. “Soy de Barakaldo y nunca había estado en esta escuela. La verdad es que me ha llamado la atención la ubicación de la escuela y también el tipo de colegio que hicieron, los recursos que se invirtieron teniendo en cuenta que no eran más de 100 alumnos”, explicó Javi Crespo, quien acudió en familia a esta visita.

La última parada de esta visita guiada era el laboratorio. Allí, un busto sirve para mostrar los músculos, y junto al esqueleto que hay unos metros más atrás, fue imprescindible para que los niños y niñas que acudían a esta escuela aprendiesen anatomía. En unas cristaleras también se pueden ver estrellas de mar y demás materiales con los que los maestros y maestras enseñaban biología. Así, ayer la escuela de Larrazabal volvió a impartir clase, en esta ocasión, una clase de historia, ya que lo que ocurrió hace 90 años en esta escuela de barriada ha de ser recordado y puesto en valor. Los barakaldarras tendrán otras dos oportunidades para disfrutar de estas visitas guiadas. Concretamente, será el primer sábado del mes de junio y el primer sábado del mes de julio, dos nuevas ocasiones de retroceder en el tiempo 90 años.

“Los niños han alucinado con todo lo que han visto, si a nosotros nos llama la atención, a ellos, más”

Visitantes a la escuela de Larrazabal

La visita era una ocasión de hacer planes en familia y así lo hicieron las familias Crespo-Conde, Belarda-González e Izquierdo-Rilo. Quienes más gozaron de la experiencia fueron los más pequeños. “Ellos se lo han pasado muy bien, han alucinado con lo que han visto”, señalaron estos visitantes.

“Volveremos porque cada vez que venimos descubrimos un detalle nuevo”

Visitantes a la escuela de Larrazabal

Algunos de los visitantes ya conocían la escuela de Larrazabal. Ese era el caso de David Calvo, Alva Calvo y Yoli Moreno, quienes habían estado hace cuatro años en otra visita... Y no tienen dudas de que volverán. “Volveremos porque cada vez que venimos descubrimos detalles nuevos de esta escuela”, aseguraron.