- Salvo por los vehículos o ciclistas, el silencio impera estos días en la campa de San Juan de Berbikez y no debería suceder así en el día grande de San Cosme. Ayer se habría designado otra cuadrilla ganadora del concurso de casetas de madera que, dicen, surgieron para proteger a las familias de postín del mal tiempo y se popularizaron después, incluso fuera: "Se cree que el concepto de la feria de abril de Sevilla puede proceder de alguien que conocía nuestra celebración", apunta la alcaldesa, Ángela Eguia. Aunque en Gordexola las puertas están abiertas sin excepción. El coronavirus ha impedido que el pórtico de la iglesia se llene de vecinos que cocinan alubias en putxera o que se sirvan talos sin cesar en la carpa contigua mientras suena la música en el escenario presidido por el jabalí de colores elaborado como mascota. En su lugar, el Ayuntamiento ha cerrado el área recreativa y ha precintado mesas y barbacoas, aunque la lluvia no invitaba precisamente a darse una vuelta.

Los que en septiembre de 2019 ya planeaban diseños para la siguiente edición del certamen asumen la realidad con resignación. "Intuíamos que no se iba a hacer. Yo formo parte de la carrera de enduro Gordexola Xtreme, que se suspendió en verano", asegura Oskar Otaola, integrante de la comisión de txosnas el año pasado como miembro del grupo ONG. En San Cosme "se produce contacto social porque durante el proceso de votación para el concurso entramos varias personas en las quince o veinte que participan; cada cuadrilla come en la suya, pero al final nos metemos todos en las de todos, nos abrazamos€", lo que puede constituir un caldo de cultivo para expandir el virus. Las fiestas "nos ayudaban a unirnos entre amigos y generaciones, contarnos nuestras cosas y nos da miedo sobre todo por nuestros mayores€". Así que en el grupo se sienten "raros, porque casi no nos vemos".

En los últimos seis meses las costumbres han cambiado, "como mucho tomamos una cerveza por el pueblo teniendo cuidado". Lo que darían en la cuadrilla por retroceder tan solo doce meses atrás, "cuando subíamos a la campa pensando todo el día qué se nos podía ocurrir para que la caseta quedara bonita y nos divertíamos, pese a que construirla y decorarla supusiera un esfuerzo" que comienza en la segunda quincena de agosto. Compaginándolo con sus respectivos trabajos, "íbamos todas las tardes" y después de los dos fines de semana de fiestas "seguíamos aprovechando los ratos libres mientras la desmantelábamos para finales de octubre".

Sustako resultó ganador del concurso el año pasado con su txosna que evocaba un refugio en las montañas. "Con pena" por no poder reeditar las fiestas, saben que "con las cosas tal y como están no se puede, la próxima vez compensaremos", promete Judith Planas, componente de la cuadrilla. Como vencedores del certamen "adquirimos el privilegio de elegir sitio para nuestra caseta o cambiar de ubicación".

A San Cosme, "le guardamos un gran apego en Gordexola", comenta Carla Villasante, que forma parte de la comisión de fiestas. Desde luego, las de 2019 dejaron un recuerdo imborrable a medio centenar de descendientes del linaje de indianos locales Arechabala-Aldama que, fundó el ron Havana Club al prosperar en Cuba. Se alegran inmensamente de haber elegido 2019 para orar por sus antepasados en el cementerio y fotografiarse frente al edificio consistorial, que acogía la residencia familiar. "Sobrellevamos la pandemia concienciados y pensando Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy€", dice Pepo Arechabala, uno de los organizadores de la cita a la que acudieron hasta desde Estados Unidos. Antes de que estallara el covid, había esbozado un cartel "inspirándome en la Bienal de Venecia" para reeditar la reunión. "¡Menos mal que decidimos espaciarla cada dos años, tocaría en 2021!", se felicita su pariente Fernando García Arechabala.

"San Cosme nos une entre amigos, entre generaciones... pero hay mucho contacto social"

Grupo ONG

"Aunque nos da pena, sabemos que no se puede en esta situación, ya compensaremos"

Grupo Sustako