AÑANA se cumplirá un año del fallecimiento del pintor santurtziarra Roberto Zalbidea. Cuando tuvo lugar el triste suceso, estaban en plena preparación de una muestra que se expondría en el Museo Rialia de Portugalete. Se paró. Ahora, un año después, se presenta un proyecto remozado, que presentará un resumen de la prolija carrera de Zalbidea que incluye obras que jamás han sido expuestas y que estarán a disposición de la ciudadanía hasta el próximo 22 de noviembre en la pinacoteca jarrillera. "Esta es una exposición que, de entrada, no quería hacer porque el fallecimiento de mi padre está muy reciente, pero la ayuda y el apoyo que me han brindado desde Rialia han hecho posible esta muestra", explica Bobby Zalbidea, hijo del pintor.

Sin duda alguna, la muestra es un repaso de altura a la carrera de Zalbidea, un autodidacta que comenzó a pintar y exponer sus obras con 20 años y que trabajó en Astilleros y Calderería de Bilbao. "Roberto Zalbidea y su obra encarnan los tres ejes en torno a los que gira Rialia: el ser humano, el hierro y la ría", subraya María José Blanco, edil del Ayuntamiento de Portugalete. A lo largo de sus más de cuatro décadas de carrera, Zalbidea siempre buscó nuevos retos, innovar, superarse y seguir investigando. "Mi padre no quería ser una oveja más del rebaño. Quería innovar siempre, investigar y plantearse nuevos retos", desgrana Bobby Zalbidea. Así se ve en esta muestra, ya que, en la misma, se pueden ver pequeñas reproducciones de los murales que Zalbidea llevó a cabo en las inmediaciones del mercado de La Ribera en Bilbao y en Balmaseda y otras obras muy llamativas que no se rigen por los cánones habituales. "Esta exposición es única porque hay obras que jamás se han expuesto y que nunca más se volverán a exponer", apunta el hijo del malogrado autor. Por su parte, también se han incluido notas que el pintor tenía en su estudio de creación.

Pero, sin lugar a dudas, la obra más simbólica es la que centra las miradas de la muestra. Es el último cuadro en el que estaba trabajando Roberto Zalbidea antes de fallecer. Está incompleto y, en él, iba a jugar con el mundo de las tres dimensiones. Esa obra refleja muy bien el espíritu innovador de un autor que aún tenía mucho por hacer cuando falleció, hace un año, a los 63 años.