Sin Euskal Jaia por culpa del coronavirus como otros tantos festejos populares, Karrantza Mendi Harana Kultur Elkartea se conformará con bailar un agurra frente a la kultur etxea en el acto de inauguración de una exposición que recorre sus veinte años de trayectoria. La muestra podrá contemplarse "todo el verano", informan desde la agrupación integrada por alrededor de medio centenar de personas "con edades que van desde los 3 hasta los 75 años". "Nos da pena que no hayamos podido reunirnos justamente en este año tan especial, porque, además de la fiesta, habíamos pensado organizar varios actos que no han podido llevarse a cabo. Por ejemplo, en mayo debería haberse celebrado una comida popular seguida de una romería dirigida a toda la gente que ha pasado por el grupo a lo largo de nuestra historia. Quizás retomemos para las bodas de plata y entonces lo cogeremos con más ganas", se resignan.

Los componentes del grupo "hemos preparado un vídeo con un discurso que pronunciamos entre todos por partes y que pueden ver las personas que acudan a la exposición". Les pareció "que así se sentirían de alguna manera más arropados". Junto con "ropas de danzas y herramientas que utilizamos para bailar, como arcos o castañuelas", la muestra de la kultur etxea recoge abundante material gráfico de la Euskal Jaia que, desde 2004, llena de jolgorio la campa adyacente a la iglesia de San Miguel de Ahedo. Al principio la plantearon "con la idea de rotar por todos los barrios -en el valle hay medio centenar-, pero suponía tanto trabajo que lo desechamos" y en su lugar se decantaron por "una zona céntrica, que a la vez está separada de los bares y cuenta con espacios diferenciados".

"Quien viene, repite"

El grupo de danzas gestiona las txosnas y planifica un apretado programa de actividades: "herri kirolak, cuentacuentos infantiles, una dantza plaza sobre las 17.00 horas para que todo el mundo se anime a bailar y, por la noche, romería y bertsolaris". "Quien viene una vez, repite", aseguran, refiriéndose, por ejemplo a "una cuadrilla fija de Balmaseda o un grupo de danzas de Lezama al que el primer año invitamos y desde entonces no se lo pierde". Los vecinos de Karrantza reservan la fecha a principios de julio "para poder guardar las vacaciones", recuerdan desde la organización, con el orgullo de "ser una de las pocas fiestas a la antigua usanza que se mantiene con tanta fidelidad". Lo recaudado en las txosnas se destina a sufragar el festejo y la propia actividad de Karrantza Mendi Harana Kultur Elkartea.

Antes de que de la fundación de la agrupación, "si queríamos dantzas en nuestro municipio, había que llamar a grupos cercanos, como los de Zalla". Ensayan en un local del edificio que alberga el Museo Dolomitas "en general por edades, pero si alguien baila muy bien va subiendo de nivel sin ningún problema".

No faltan "a todas las fiestas de los barrios de Karrantza que nos llaman. Algún año hemos salido a Santa Águeda, si nos requieren de Cáritas, para inauguraciones o cualquier asociación de Karrantza, también vamos", al igual que acuden a actos en intercambio con los grupos de dantzas de Zalla, Balmaseda, Güeñes, Laudio, así como a los Dantzari Eguna de Bizkaia y Euskal Herria. Los pasos de baile de Karrantza Mendi Harana Kultur Elkartea también añaden un punto de emoción en bodas con el componente añadido de que "si se celebran en el pueblo, normalmente conocemos a los novios", de forma que todos se encuentran en familia.

En la kultur etxea. Durante todo el verano se puede admirar en la kultur etxea la exposición que repasa la trayectoria de Karrantza Mendi Harana Kultur Elkartea. Sus miembros han aportado los trajes con los que bailan, además de herramientas, como arcos y castañuelas, además de un vídeo con fragmentos de mensajes grabados entre todos, que ya colgaron en las redes sociales para transmitir ánimo ante la supresión de la Euskal Jaia por el coronavirus.

16

Cuando la fiesta nació en 2004, Karrantza Mendi Harana Kultur Elkartea pensó en rotar cada año por cada uno del medio centenar de barrios diseminados por Karrantza. Sin embargo, por cuestiones logísticas decidieron establecer una base permanente en Ahedo. Desde entonces han celebrado 16 ediciones en julio. "No está lejos del centro, cuenta con zonas diferenciadas y además el pórtico de la iglesia es grande para cobijarnos si llueve", describen desde la asociación.