Un municipio por descubrir, o el de los viejos recuerdos, o el de toda la vida. La villa que conoces por primera vez, o en la que en pasaste los veranos, o la que cobija tu hogar. Plentzia abre sus puertas más que nunca y lo hace para todos: para los turistas, para los de aquí que están allá, para los de casa... Todos los domingos de este mes y de agosto, el Ayuntamiento organiza unas visitas guiadas por el museo y por el casco viejo para mirar a la preciosa localidad sabiendo qué hay tras de ella, tras el empedrado, tras sus edificios, tras su ría... Un poco de historia para disfrutarla mejor. DEIA asistió a la sesión de ayer lunes en la que participaron, entre otros, dos barceloneses y también un bilbaino que veraneaba en Plentzia y que se fue, precisamente a Catalunya, hace más de 30 años. Desde hace 25 no regresaba al municipio de Uribe Kosta...

Jondalar y Mikel encabezan este paseo que discurre junto al Titanic español, octantes y sextantes, Barrenkale, Artekale y Goienkale, el arco de Santiago... Ya la pasada Semana Santa, el Consistorio plentziarra decidió poner en marcha un programa de visitas guiadas para presumir conjuntamente de los tesoros del Museo Plasentia de Butrón y los edificios más emblemáticos del casco. Todo ello, junto a Plentzia ezagutu, una guía que recoge los principales planes a realizar en la zona, datos de interés, una visita autoguiada, actividades, rutas y la oferta de bares, restaurantes y alojamientos. Con la llegada del verano, y con el Plan de Turismo Sostenible aprobado recientemente por el pleno, hay un nuevo impulso para promocionar la localidad y las visitas son una de las piedras angulares. Estos recorridos empiezan con el aroma náutico del museo, una casa torre del siglo XVI, que fue asilo, ayuntamiento, juzgado y cárcel. "Los vecinos lo llamaban la perrera", precisó Jondalar Sota, del Museo Plasentia de Butrón, un lugar que evoca el pasado y la estrecha relación de la villa con el mar. Generalmente, hay una exposición permanente y otra temporal. La primera de ellas, por ejemplo, cuenta con maquetas de barcos. La más antigua expuesta es una nao del siglo XV, pero una de las más impresionantes es la del Príncipe de Asturias, conocido como el Príncipe de AsturiasTitanic españolEra un gran buque de vapor, de correo y pasaje, perteneciente a la Naviera Pinillos. En una travesía desde Barcelona a Buenos Aires, se hundió cerca de las costas brasileñas, el 5 de marzo de 1916, tras chocar contra arrecifes. De las 600 personas que viajaban a bordo, solo se salvaron 143. Su capitán era José Lotina, vecino de Plentzia, al igual que el segundo oficial, Rufino Onzaín, que sobrevivió. "Se hundió de noche y en solo diez minutos; provocó mucho remolino en el agua, lo que complicó que la gente pudiera salvarse", apuntó Jondalar. Hay misterio sobre las causas que provocaron este suceso. "Cada vez, van saliendo más cosas, como la idea de que pudiera haber estatuas de bronce no registradas y que, por lo tanto, no estaban reguladas en el compás marítimo", señaló el experto del museo. Por su parte, la exposición permanente de este 2021 es sobre la historia de los instrumentos y técnicas de navegación a través de los siglos: piedra solar, astrolabio, octante, sextante, corredera, cartas náuticas, radioposicionamiento... Así, se puede ver el GPS de los vikingos, es decir, el solarsteinn o piedra solar. Elevada hacia el cielo, revelaba la posición del sol incluso en los días nublados.

La segunda parte de las visitas guiadas transcurre por las calles singulares y los edificios peculiares del casco antiguo y tomando como referencia la antigua muralla que escoltaba el corazón de Plentzia y de la que hoy solo queda el arco de Santiago. "Debajo de él, los marineros se reunían y tomaban decisiones aprovechando la vista privilegiada que había desde ahí", indicó Mikel, el guía que profundizó en las raíces de Plentzia. Cuando se levantó la villa (en 1299 se le concedió la carta puebla), se dividió en una serie de solares donde se construyeron casas de madera que formaban tres calles, cuyos nombres, que siguen vigentes hoy en día, hacían alusión a su ubicación: Barrenkale (la calle de abajo), Artekale (la de en medio) y Goienkale (la de arriba). Después, mientras la muralla custodiaba al municipio, el centro neurálgico era la plaza de la Iglesia, donde se erige Santa María Magdalena. "Puede que esta iglesia no resulte muy llamativa hoy en día, pero en el pasado sobresalía del resto de edificaciones, de madera en su mayoría. Por eso, era usada como torre de vigía sobre la desembocadura de la ría", resumió Mikel. Otro de los inmuebles en los que puso la vista este camino por tiempo arcaicos fue Benta Barri, al lado de Goñi Portal. "Este edificio del siglo XVI fue la venta o posada, un lugar donde el viajero podía descansar antes de entrar en la villa amurallada, dejar su caballo, o beber txakoli de los numerosos viñedos que había fuera de la muralla", comentó el guía.

Las llamativas sedes de la asociación de mujeres Araldi y el euskaltegi en la actualidad fueron otra de las paradas del itinerario guiado. "Me encantan estos edificios porque respetan su originalidad", destacó Mikel. Son dos inmuebles unidos y construidos en ladrillo que hicieron las labores de hospital (abajo) y de escuela (arriba). El final de este viaje al pasado se situó en el Astillero. Hoy solo queda el nombre, el Asti; ayer fue el lugar de la incesante construcción naval. "Ocupaba cuatro o cinco veces más lo que es esta explanada delante del ayuntamiento", ilustró Mikel, en una de sus últimas indicaciones, muy bien recibidas por los asistentes a esta visita. "Nos ha gustado mucho", celebraron.

"El edificio donde hoy está el Museo Plasentia de Butrón fue la cárcel; los vecinos lo llamaban la perrera"

"El barco conocido como 'el Titanic español' se hundió de noche y en solo diez minutos"

Trabajador del museo

"Puede que la iglesia no resulte muy llamativa hoy en día, pero en el pasado sobresalía del resto de viviendas, de madera"

"Los edificios de ladrillo que fueron hospital y escuela respetan su originalidad"

Guía de la visita