El gen competitivo lo mantiene intacto a sus 40 años. Después de proclamarse el pasado 28 de julio campeón de España de Socorrismo y Salvamento, logrando cuatro medallas de oro y una de bronce, el durangarra Gonzalo Díaz ya piensa en su próximo objetivo: el campeonato del mundo de Italia que tendrá lugar en septiembre de 2021 en Riccione. Y es que desde que comenzará a nadar en las piscinas de Tabira a los ocho años, Gonzalo nunca se ha desvinculado del mundo de la natación. Tras una infancia marcada por la alta exigencia en el Centro de Alto Rendimiento San Francisco Javier de Santurtzi, lo que le llevó a marcarse otras metas, el durangarra lleva nueve años como monitor de Tabira Igeriketa Taldea, club que le vio crecer. Además de encargarse de la formación de los jóvenes nadadores de la entidad, Gonzalo también es técnico responsable de Salvamento y Socorrismo en el País Vasco y continúa compitiendo en categoría Master (40-44 años).

Gonzalo muerde las medallas obtenidas en la cita estatal. Foto: Deia

Los grandes resultados cosechados a finales de julio en el campeonato disputado en la playa de Ris en Noja, lugar donde trabajó seis años de socorrista, dejan bien a las claras que, como dice el dicho, el que tuvo, retuvo. “La verdad es que estoy muy contento porque el trabajo realizado ha tenido su recompensa. Siempre es gratificante cosechar cuatro medallas de oro en una prueba de tanto nivel”, valora el durangarra.

A pesar del confinamiento, Gonzalo ha llegado físicamente muy bien preparado a la cita estatal. Satisfecho con el esfuerzo realizado previamente, recuerda las intensas jornadas de entrenamiento que llevó a cabo una vez que a los federados se les permitió acudir a la playa a entrenar. “Todas las piscinas estaban cerradas por el estado de alarma y nos preparábamos a tope en la playa. Íbamos después de trabajar y nos quedábamos en el agua hasta las 22.30 horas”, rememora contento con los resultados obtenidos recientemente.

Fue a finales de los años 80 cuando algunos padres de los chavales que formaban parte de la Escuela de Natación de Durango, entre ellos los de Gonzalo, decidieron crear el Club Tabira de Natación ya que sus hijos habían superado la edad de poder permanecer en la escuela. Durante todos estos años la figura de Herminia, abuela de Gonzalo que falleció el año pasado a los 101 años, ha sido fundamental para él. Con cariño y nostalgia recuerda que “la tengo muy presente en mi vida; compitió hasta los 82 años en categoría Master y fue la que me enseñó de pequeño a hacer la voltereta en la piscina”.

Excesiva exigencia

Echando la vista atrás, Gonzalo repasa momentos complicados que tuvo que vivir siendo un niño. Con doce años logró el campeonato de España y una beca para ingresar en el Centro de Alto Rendimiento San Francisco Javier de Santurtzi. Así, la joven promesa dejó el colegio Jesuitas de la villa para intentar alcanzar su objetivo: llegar a ser un nadador de élite. Fue con 16 años cuando se dio cuenta de que no quería seguir peleando por esa meta. “Dejé la natación y me dediqué a estudiar. Nos levantaban a cinco y media de la mañana para ir a entrenar, los días eran muy largos, los entrenamientos excesivos y terminé saturado de la natación”, apunta el nadador que completó su licenciatura en Psicología, la diplomatura en Fisioterapia y con estudios de Nutrición.

Dentro y fuera del agua

Firme defensor de que “hay que tener miras siempre a largo plazo y sobre todo en edades comprendidas entre los 12 y 14 años”, el monitor durangarra quiere que “sus niños”, como los define, disfruten cada día que se meten al agua a nadar. Algo que él dejó de sentir siendo un adolescente y que le llevó a tomar la difícil decisión de alejarse un tiempo de la natación. “Yo soy fruto de lo que me hicieron y ahora no quiero caer en el error de que a mis deportistas se les vuelva a exigir a edades tempranas demasiada carga y resultados a corto plazo. Tengo muy claro que mi objetivo es la formación en cuestiones vitales dentro y fuera del agua para que el día de mañana puedan hacer uso de todo lo aprendido en cualquier área en el que decidan proyectar su vida”, remarca el flamante campeón.

“Mi abuela Herminia fue la que me enseñó de pequeño a hacer la voltereta en la piscina, la tengo muy presente”

“Siempre es gratificante cosechar cuatro medallas de oro en una prueba de tanto nivel”

Monitor y nadador de Tabira Igeriketa T.