Abadiño - La Campa de Gerediaga celebra sus fiestas durante estos días y para la ocasión ha podido recuperar todos los murales que adornan las inmediaciones de la ermita de San Salvador. Fue el pasado 11 de junio cuando varios agentes de la policía local se percataron del destrozo de uno de los carteles que representan la historia del recinto. Todos los días acuden a abrir y cerrar las puertas para que los turistas puedan visitar este espacio donde antiguamente se reunían las juntas de la Merindad de Durangaldea. Pero algunos desconocidos aprovecharon la ocasión para romper a pedradas uno de los murales.

Las Juntas Generales de Bizkaia han destinado 2.025 euros con el objetivo de reponer el mural dañado. La presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia, la elorriarra Ana Otadui, nada más conocer la noticia pidió respeto “a este recinto histórico que forma parte de nuestro patrimonio y tengo confianza en que este tipo de ataques sin sentido no vuelvan a repetirse”. La inversión de la institución fue muy bien acogida sobre todo por lo vecinos del barrio, que desde que ocurrieran los hechos han mostrado su preocupación por el ataque.

Las Juntas Generales de Bizkaia recuperaron en el año 2003 la ermita de San Salvador y San Clemente de Gerediaga, lugar en el que antiguamente se reunían las juntas de la Merindad de Durango. En la actualidad, esta sede es utilizada para celebrar alguno de los plenos que la institución foral convoca regularmente.

La historia de este lugar se remonta casi a la Edad Media. En el pasado, la comarca de Durangaldea tuvo una vida política autónoma, decidiendo acerca de sus propios asuntos. De hecho, durante algunas épocas históricas estuvo separada políticamente del resto de Bizkaia, siendo en algún tiempo frontera del reino de Navarra. Muestra también de esa personalidad es que la participación de Durangaldea en las Juntas de Gernika nunca fue individual por cada anteiglesia sino que la Junta de Gerediaga enviaba representantes comunes, primero dos desde 1628, aumentándose posteriormente en 1740 a cinco, hasta un máximo de ocho en 1800.