"acabo de regresar del futuro", bromea Joseba Corcuera. Este bilbaino ha pasado las vacaciones de Semana Santa en las Landas, lo que le ha permitido atisbar lo que espera a los vizcainos a partir de hoy miércoles. "Nadie lleva mascarillas en ningún sitio, ni en supermercados, ni en museos... Al principio impone pero te acostumbras enseguida", relata. Esa reciente experiencia le ha hecho convencerse de que, a partir de hoy, no usará la mascarilla "salvo en los sitios en los que me obliguen. Quizá hubiera esperado hasta junio, pero en algún momento había que hacerlo. Esto se estaba haciendo ya largo".

Como Joseba, los vizcainos tendrán hoy libertad para elegir si utilizan o no las mascarillas en espacios cerrados. Lo harán con el alivio de ir superando etapas tras estos dos años largos de pandemia pero también con cierto recelo; de hecho, muchos afirman que seguirán utilizándola en interiores a pesar de que no sea obligatoria. "Yo voy a seguir con ella como hasta ahora porque estoy convencida de que los síntomas serán más leves pero el virus sigue entre nosotros", afirma Olga Lanzagorta, una enfermera jubilada. "Mi actitud va a ser la misma; en espacios abiertos supongo que iré quitándomela pero en interiores desde luego que no". Y es que considera un tanto precipitada la medida. "Personalmente esperaría hasta principios de verano, con la mirada puesta en el buen tiempo. Pero, sobre todo, para ver qué impacto va a tener la Semana Santa".

De la misma opinión es Itziar Antuñano, que no cree que la medida vaya a convencer a los vizcainos. "Yo creo que la vamos a seguir llevando en los sitios cerrados; no hay más que ver lo que ocurre en la calle donde, aunque no es obligatoria, hay mucha gente que sigue usando poniendo mascarilla. Vamos a necesitar tiempo para acostumbrarnos, porque llevamos casi dos años con ellas y nos costará quitarnos el miedo a contagiarnos si no nos la ponemos", argumenta.

¿Y qué ocurrirá en sus puestos de trabajo? En la empresa de Joseba, una fábrica de Derio, les permitirán acudir sin mascarilla. "Suelo trabajar yo solo, sin nadie cerca, por lo que me parece normal que lo pueda hacer sin mascarilla", explica. Eso sí, afirma que seguirá cubriéndose la boca cuando se celebren reuniones "en los que nos juntemos más personas en una misma sala cerrada". Admite que, aunque él está satisfecho con la medida, otros compañeros suyos no la han recibido bien. "Hay quien ha pedido teletrabajar. No veo el problema, la verdad; si no te sientes seguro, ponte una mascarilla FFP2 y así reduces el riesgo de contagiarte".

Entre el pequeño comercio, las opiniones son dispares. Belén Sanz es la propietaria de Aida, una tienda de ropa del barrio de Cruces, en Barakaldo. "No voy a poder obligar a nadie a ponerse la mascarilla pero yo la voy a seguir llevando, sobre todo por mí misma, al menos de momento. El 60% de mis clientes es gente que viene del hospital, porque estoy muy cerca. Se tendría que tener un poco de cuidado todavía", reflexiona. "Es una tienda pequeña, cuando hace frío tengo la puerta cerrada y no puedo ventilar bien... No me termina de convencer la medida, sobre todo viendo que sigue habiendo contagios. Y fuera del trabajo, la llevaré siempre encima, por si acaso". Sin embargo, la peluquera Josune Dobaran, de Portugalete, apela a la libertad de elección de cada persona. "Ante todo está la libertad, que cada uno pueda hacer lo que crea más conveniente. Si alguien la quiere seguir llevándola, está en su derecho. Es una medida que se tendría que haber adoptado mucho antes", defiende.

"Hay compañeros que han pedido teletrabajar pero yo, que trabajo casi solo, me alegro"

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"No voy a poder obligar a mis clientes a llevarla pero yo la voy a seguir usando"

Moda infantil Aida

"Seguiré llevándola; los síntomas serán más leves pero el virus sigue entre nosotros"

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