Campos Roger ha venido con sus dos amigos Pablo Gil y Raúl Saura a celebrar el cumpleaños de una amiga y a pasar unos días a Bilbao. Están a punto de abandonar los cielos grises y un vuelo de regreso a su tierra mediterránea, Castellón, les espera. Es la primera vez que vienen al Botxo y lo han hecho por dos motivos: por el vuelo, que estaba muy barato, y porque tenían ganas de disfrutar del paisaje vasco. Aunque durante la pandemia ya habían hecho algún viaje cerca de casa por las restricciones, aseguran que no les da miedo viajar en pandemia: "Tenemos que seguir haciendo vida, el covid-19 no puede hacer que nos quedemos en casa asustados", apunta Roger.

El flujo de turistas se está recuperando progresivamente en Bilbao, gracias a la flexibilización de las restricciones en el Estado y en los países europeos, según señala Xabier Ochandiano, concejal de Desarrollo Económico, Comercio y Empleo del Ayuntamiento. Así lo ratifica Nagore Miguel, informadora turística en la oficina de la Plaza Circular, donde han notado un aumento de turistas desde que se han abierto las fronteras a los viajes. Pese a que ya antes habían empezado a llegar visitantes del resto del Estado, ahora se les han sumado personas llegadas principalmente de Francia, Alemania, Bélgica y Holanda. "En junio ya empezamos a notar bastante ambiente", destaca Nagore Miguel.

Son las 12.00 horas y un gran número de turistas hacen cola en la oficina. El espacio tiene un aforo máximo; cuando se sobrepasa se cierran las puertas y hasta que no salga la gente no pueden entrar más. "La semana pasada ya pasó en más de una ocasión; se ve movimiento y noto que la gente se anima más a viajar", relata Miguel. La mayoría han llegado del Estado, "los clásicos del turismo estatal como Madrid, Cataluña, Andalucía y Valencia", y, aunque también hay extranjeros, todavía hay poca presencia de británicos, habituales en la época prepandemia por las calles de Bilbao.

Lorena Sotillo y José Ignacio Costero en el Arriaga. Oskar González

Preguntan sobre todo por empresas que ofrezcan servicios turísticos como piraguas por la ría, tours gastronómicos o visitas guiadas a pie. "Hay de todo para diferentes perfiles", reconoce Miguel. "Se nota la presencia, sobre todo, de muchas familias. Los niños y adolescentes llegan sin ganas de ver muchos museos y sin ganas de recorrer tanto, pero nosotros les damos recursos y opciones con los que salen muy contentos, como tours gastronómicos o actividades en barco", apunta la informadora turística.

Los madrileños José Ignacio Costero y Lorena Sotillo consultaban ayer un callejero de Bilbao junto al Teatro Arriaga. El verano pasado se fueron a Torremolinos y este se han decantado por pasar cinco días en un lugar menos soleado pero atractivo. "Queríamos venir desde 2015, nos atrae mucho el norte", afirmaban. Para Susana Gallardo y Jorge González, de Extremadura, es la primera gran escapada en pandemia y la segunda vez que visitan la capital vizcaina; la conocieron hace un par de años y les gustó mucho. Tanto que, aunque él se queda solo diez días, ella se quedará trabajando durante cuatro meses. "En Extremadura la sanidad y los recursos son muy escasos y necesitaba venir a trabajar a un hospital de aquí, ya que las condiciones de trabajo y la calidad de la asistencia sanitaria es mejor".

Los extremeños Jorge González y Susana Gallardo. Oskar González

RECUPERAR LO VIVIDO

Con la llegada de turistas se ha notado también un aumento de ocupación hotelera. Para el concejal, ello demuestra la capacidad que tendrá Bilbao para recuperar el atractivo y el flujo de visitantes de manera rápida. "Somos pequeños pero grandes, tenemos alojamientos diversos desde hoteles de gama alta hasta hosteles locales y apartamentos turísticos, tenemos un parking de autocaravanas lleno y los hoteles de gama media son los que mejor están funcionando", señala.

Sin turismo las oficinas de información turística se quedan desiertas y tampoco hay consumo en las tiendas de souvenirs. Eso le ha ocurrido a Mari Cruz Martín, de Recuerda Bilbao, un pequeño local situado en el Casco Viejo que acaba de reabrir en julio tras haber permanecido durante nueve meses cerrado. Ella ha notado el aumento de turistas, aunque no al ritmo que le gustaría. "Hay algo más, sobre todo estatales, y los que vienen nos van comprando después de haber estado sin vender, pero va lento", reconoce.

Además de la colaboración que mantiene con la Diputación para extender ese impacto del turismo al resto de Bizkaia y generar flujos cruzados el Botxo y Bizkaia y las comarcas, el Ayuntamiento quiere impulsar el comercio local entre los turistas, ya que las pequeñas tiendas se han visto especialmente azotadas por el covid. "La pandemia ha sido un condicionante absoluto del turismo, pero hay mejora y hemos aplicado diferentes medidas de apoyo para intentar paliar los efectos del virus y acelerar el proceso de recuperación. Bilbao es una ciudad plenamente segura que cumple las normas, se puede disfrutar de ella desde la responsabilidad y animar a que la gente venga", ratifica Ochandiano.