La isla de Zorrotzaurre será la primera zona de bajas emisiones que se creará en Bilbao. Esta catalogación supone que solo podrán circular por sus calles aquellos vehículos que no emitan contaminantes al aire y el sistema estará regulado con pegatinas medioambientales obligatorias para poder ingresar o no en la isla, además de otro tipo de restricciones aún por determinar.

Una iniciativa en la que ya trabaja el Ayuntamiento de Bilbao teniendo como horizonte de puesta en marcha como máximo el año 2023. Así lo ha confirmado a DEIA, el concejal de Movilidad y Sostenibilidad, Alfonso Gil, en base a la próxima Ley de Cambio Climático, con la que se pretende frenar la emisión de gases contaminantes que provocan el calentamiento global.

Esta ley, que iba a ser enviada para su aprobación al Congreso antes de marzo del pasado año y se ha paralizado como consecuencia de la pandemia, obliga a que aquellas ciudades con más de 50.000 vecinos habiliten estas zonas libres de humo al estilo de Madrid Central que activó la anterior corporación de la capital del Estado liderada por Manuela Carmena.

Alfonso Gil indica que “con la velocidad del tráfico a 30 kilómetros por hora en toda la ciudad ya estamos minimizando la emisión de gases a la atmósfera”, un proceso que espera continúe hasta que se concrete la puesta en marcha de la zona de bajas emisiones en toda la isla “con lo que las medidas que tengamos que tomar en Zorrotzaurre no van a ser tan drásticas”.

El edil plantea que “una vez consolidado que todo el mundo circule en tráfico calmado es muy importante que todos los vehículos que circulen tengan motores eléctricos, de hidrógeno o de cualquier otro combustible no contaminante a la atmósfera”. Un escenario a futuro en el que la primera piedra en Zorrotzaurre la va a poner el propio Ayuntamiento. El concejal de Movilidad y Sostenibilidad asegura que “vamos a intentar que todo el transporte que entre en Zorrotzaurre, y que dependa del Ayuntamiento, como los autobuses, u otros, como el tranvía, sean de cero emisiones al aire”.

Luego quedará la implicación de los ciudadanos y su compromiso con el medio ambiente con la adquisición de vehículos eléctricos o híbridos, un escenario que, con los ojos actuales, parece complicado de conseguir, aunque Gil se muestra optimista.

La importancia del incentivo

Pone como ejemplo lo ocurrido con un sector del transporte urbano con un peso cada vez mucho más mayor en las calles y plazas de la ciudad, las empresas de repartos y paquetería. “Hace unos meses sacamos desde el Ayuntamiento unas ayudas para que estas empresas utilizaran vehículos no contaminantes en sus recorridos por la ciudad... pues se han agotado este año”, indica.

Alfonso Gil considera que “la distribución urbana de mercancías se ha sumado y está comprando furgonetas eléctricas”. Está convencido por ello de que “si a los sectores les estimulas y les ayuda un poco, cambian de chip, con lo cual no está tan lejano el día en que los ciudadanos y conductores apuesten por coches eléctricos”.

Otro de los proyectos en los que está implicada el área municipal de Movilidad y Sostenibilidad de Bilbao con el objetivo de contar con un aire en la villa cada vez más limpio implica a los transportes pesados. “Trabajamos en un proyecto piloto en el que se va a promocionar que los camiones utilicen el hidrógeno como combustible”, desvela Gil.

Especifica que estos vehículos pesados “tienen mucho más fácil usar pilas de hidrógeno que baterías eléctricas ya que los motores que alimentan tiene potencia, capacidad y autonomía de kilómetros mientas que la electrificación de estos grandes transportes es complicada todavía”.

Esta iniciativa coincide con la Hoja de Ruta del Hidrógeno lanzada por el ministerio de Transición Ecológico en octubre y que ya ha identificado a Bilbao como una de las ubicaciones donde constituir una mesa del hidrógeno industrial. El Gobierno vasco también ha incluido este programa en el paquete de ayudas que se presente ante la Unión Europea para incentivar la economía hasta 2026 paralizada por la pandemia del covid.

El hidrógeno como combustible del futuro está llamado a ir de la mano de las baterías eléctricas para promover una movilidad más ecológica. Bilbao trabaja ya en una iniciativa que busca que el transporte pesado use pilas de este combustible para sus traslados diarios. La cercanía de la futura planta en el Puerto de Santurtzi ayudará a ello.

Bilbao juega con ventaja ya que Gil, como presidente de la comisión de Transportes, Movilidad Sostenible y Seguridad Vial de la Federación Española de Municipios, participa en la redacción final de la Ley de Cambio Climático.

2023

No está cerrado todavía hasta que se apruebe la Ley de Cambio Climático pero el año 2023 es la fecha tope prevista para que las urbes obligadas a instaurar estas zonas con aire más limpio las pongan en marcha.

Cambio sobre lo previsto. La isla de Zorrotzaurre no tendrá espacio exclusivo para el tráfico de bicicletas. El Ayuntamiento ha decidido erradicar los bidegorris del desarrollo de la isla y ha dado orden específica a la Junta de Concertación del Área 1 de que eliminen estos recorridos de la urbanización que ya está en construcción en la punta norte y la que empezarán el año próximo en el entorno al puente de Frank O. Gehry, en la zona del Casco Viejo de Zorrotzaurre.

Sin necesidad. Alfonso Gil razona el cambio en base a que “parece lógico que con el tráfico calmado a 30 kilómetros por hora e iniciando la urbanización de la isla prácticamente de cero no ha lugar para que no compartan calzada todos los modos de transporte, incluido el zapato”. De esta forma, según se vayan habilitando las calles, plazas y avenidas en Zorrotzaurre, estos espacios públicos de movilidad serán compartidos por todos los transportes. El único que podría tener traza particular sería el tranvía si se habilita por encima del césped como en el tramo que va de Pío Baroja al Euskalduna.

“Vamos a intentar que todo el transporte que entre en Zorrotzaurre sea de cero emisiones”

Concejal de Movilidad y Sostenibilidad