BILBAO - No es lo mismo vivir en Moyúa o en Monte Caramelo, ni tampoco es igual cómo se encontraba hace treinta años la plaza del Gas y cómo está en la actualidad. Para garantizar una progresividad fiscal equitativa, el Ayuntamiento de Bilbao inició la revisión de las categorías de las calles con lo que pretende actualizar una clasificación vigente desde 1987. La nueva ordenación propone reducir de siete a cinco las categorías fiscales de las calles de Bilbao en función de diferentes baremos, como la cercanía del transporte, los parques urbanos próximos o incluso la peatonalidad, entre otras cuestiones.

No es un tema baladí porque de la clasificación que finalmente sea aprobada dependerán también los impuestos y tasas municipales. La actualización del modelo aún vigente, que procede de hace treinta años, se pone en marcha tras el complejo proceso de aprobación de los nuevos valores catastrales efectuado por la Diputación Foral de Bizkaia en 2016 y su entrada en vigor en 2017.

Resuelta ya toda la tramitación y recursos sobre los valores catastrales, el Consistorio emprende ahora esta nueva fase, que supone revisar y actualizar las categorías fiscales de las calles de la ciudad con una clasificación más ajustada a la realidad.

La concejala de Hacienda, Marta Ajuria, compareció ayer en comisión para informar de los trabajos de revisión de todo el callejero municipal, compuesto por 975 vías, con el subdirector del Área de Hacienda, José Manuel Marín, y la arquitecta de la subárea de Valoración, Raquel Basagoiti.

La nueva propuesta plantea pasar de las siete categorías fiscales actuales a cinco, en función del valor del suelo establecido por la Diputación Foral de Bizkaia, el número de calles, sus características técnicas y umbrales de valor. “Es la base del cálculo que nos permitirá dividir las calles por tramos y establecer cuál es el criterio de división”, señaló la arquitecta del Área.

Con esta nueva categorización, de las 975 vías existentes, el 51% de las calles de Bilbao estarán agrupadas en las categorías Cuarta y Quinta. Las de Tercera representarán un 23%, mientras que las de Primera y Segunda sumarán un 27%.

En Primera categoría están incluidas 101 calles, cuando antes solo había nueve; en Segunda, 164; en Tercera, 221; en Cuarta, 317, y en Quinta, 172.

Estos datos contrastan con la clasificación aún vigente que concentra la mayoría de las vías públicas municipales en los tramos de más bajo valor, entre la quinta y la séptima categoría, lo que representa el 70% del total. Las calles de Terca y Cuarta suman un 15%, el mismo porcentaje que las de Primera y Segunda.

Con la propuesta presentada ayer, entre las de Primera categoría se encuentran la Gran Vía, la calle Correo, la plaza Campuzano o la calle Castaños.

En Segunda están General Eguía, en Indautxu; Jardines de Gernika, en Miribilla; Karmelo, en Santutxu, o Lehendakari Agirre, en Deusto.

Catalogadas como de Tercera aparecen Gabriel Aresti, en Txurdinaga; Maurice Ravel, en Uribarri; plaza de la Encarnación, en Atxuri, o Gordoniz, en Rekalde.

Ciudad Jardín, la avenida Zuberoa, en Iralabarri; Monte Ganekogorta, en Arangoiti, o Pau Casals, en Otxarkoaga, entran en la Cuarta categoría, mientras que en Quinta figuran Zizeruena, en Otxarkoaga; Camino Peñascal, en Iturrigorri-Peñascal; Gimnasio, en San Francisco, o Masustegi, en Masustegi-Monte Caramelo.

No hay plazo previsto para que esta nueva catalogación entre en vigor, “dependerá de lo que nos lleve analizar todo este asunto porque para las ordenanzas de 2021 deberíamos tener todo cerrado en mayo y no sé a día de hoy si lo vamos a tener todo analizado y terminado”, explicó la concejala, antes de aclarar que la categoría de las calles es un índice utilizado para redistribuir la fiscalidad de los ciudadanos.

Impuestos

Fundamentalmente los cambios afectarán al Impuesto de Actividades Económicas, a la tasa de basuras, a la de aperturas de negocios y a la de aprovechamiento privativo de un espacio público.

Ajuria aseguró que la redistribución de la clasificación de las calles bilbainas es una primera fase, pero negó rotundamente, como le inquirió el concejal del PP Carlos David, que tengan una estimación de lo que supondrá en términos económicos para cada vecino. “Nos hemos quedado en este escenario y una vez presentada la nueva definición de categorías empezaremos a trabajar”.

Los responsables del Área de Hacienda no saben cómo afectará la nueva catalogación de calles con respecto a los impuestos, pero está claro que dibujará un mapa más actual, ya que hay zonas como Miribilla, por ejemplo, que son posteriores a la categorización vigente, realizada en 1987.

Los grupos de la oposición se comprometieron a analizar el documento en profundidad y a hacer sus propuestas. Carlos David adelantó que “vamos a pedir que la existencia de comisarías y oficinas de Seguridad de la Policía Municipal influya a la hora de valorar la calle, más teniendo en cuenta que cada vez hay más hechos delictivos”. Para Xabier Jiménez, concejal de Elkarrekin Podemos, “es más interesante que entre los indicadores para valorar las categorías esté la proximidad a un centro de salud antes que a un colegio, por ejemplo”. Por su parte, el concejal de EH Bildu Bruno Zubizarreta puso el acento en analizar “lo que supone la revisión del callejero en base a la progresividad”. Ajuria aclaró que este nuevo escenario de categorías de calles “se incorporará cuando planteemos las ordenanzas fiscales generales. Será entonces cuando los grupos puedan presentar enmiendas o alegaciones”.

Para Basagoiti, “tomar los centros de salud o las comisarías como índices para la categorización de calles sería contraproducente”.

Una vez sea aprobado el documento definitivo será más fácil ajustar nuevas zonas que puedan surgir en Bilbao, como puede ser el caso de Zorrotzaurre. “El método de cálculo nos permitirá incorporar las modificaciones con relativa agilidad”, concluyó Ajuria.