Bilbao - A Goiuri Barandika de casta le viene al galgo. Desde pequeña ha vivido el ambiente policial en su casa y ayer, con 35 años, ha cumplido su sueño. “Siempre me ha gustado, tengo varios familiares que son policías y es un trabajo que he tenido cerca y me ha llamado la atención y yo, siendo como soy muy de Bilbao, pues ya siendo policía municipal, es para mí un plus”, explica a DEIA poco después de recoger su placa. Llegar a colocarse la txapela roja no ha sido fácil. Reconoce que “el aprendizaje y la formación han sido muy intensos. Te lo pueden contar pero hasta que realmente no lo vives no te das cuenta de lo que uno tiene que saber para llegar a ser un buen policía. Hay muchas materias y es duro”. Eso en cuanto a conocimientos porque en el tema físico no ha habido problema. “Hay que mantenerse en forma y si haces deporte habitualmente las pruebas se pueden superar decentemente”. Aunque sí reconoce que “ya para sacar una buena nota hay que hacer mucho esfuerzo y ser un poco titán, también”.

Sobre la labor de patearse las calles que le va a tocar directamente lo asume con ganas. “Me apetece mucho la seguridad ciudadana. Yo he podido ya estar esta semana pasada con compañeros de patrulla y me ha gustado mucho, estar cerca de la gente”. Concreta que “muchas veces creemos que promocionarse y subir hacia arriba es la mejor opción, pero estar a pie de calle con los ciudadanos es supersatisfactorio”. Revela como “nos han insistido en todo el proceso de formación en cómo hay que comunicar con la gente”, pero asegura con su escasa experiencia que “cuando estas con esa gente, al final, te das cuenta de que hay que ser mucho más natural e intuitiva, y siendo así las cosas creo que va a ir bien”. - A. G. A.