"Todo en orden. No hemos traído GPS, pero estamos seguros de que el mojón está en su sitio". Con estas palabras, el alcalde de Laudio, Ander Añibarro, en representación del municipio anfitrión, confirmó ayer lunes la correcta ubicación y estado de la piedra de forma trapezoidal que marca el límite territorial con la anexa localidad de Arrankudiaga. Lo hizo, tal y como manda la tradición, ante la atenta mirada de la delegación de la población vizcaina con su regidor Txutxi Ariznabarreta al frente, que también dio el visto bueno a la revisión visual.

Una vez más, a la cita que tiene lugar cada a las 10.00 horas de cada 26 de julio, llegaron primero miembros de la corporación local de Arrankudiaga acompañados por el sonido de una animada trikitixa y solo unos minutos después la comitiva laudioarra. Una vez situados frente a la piedra caliza, Txutxi Ariznabarreta -que está recuperándose de una operación de rodilla- colocó sobre el mojón su bastón de mando y, a continuación, la edil Itziar Duandikoetxea clavó en el suelo de su término municipal el chuzo de punta de plata grabado con leones y escudos. Ese mismo gesto fue realizado después por los concejales laudioarras Santi Hernando (EH Bildu), Loli Muriel (PSE) y Joseba Amondo (PNV) con los chuzos locales que, en este caso, tienen lobos grabados además de las inscripciones Año de 1788 y Valle de Llodio. El sencillo y simbólico acto concluyó cuando el alcalde Ander Añibarro depositó también la makila de corregidor laudioarra sobre la piedra caliza.

Una vez terminado el acto institucional, llegó el momento de la foto de familia entre ambas corporaciones y vecinos de las dos localidades, como un ejemplo más de las buenas relaciones que mantienen hoy en día a pesar de los conflictos que varios siglos atrás les enfrentaron por la propiedad de los terrenos del, ahora, parque de Santa Ana, ubicado en el barrio laudioarra de Areta. El conflicto concluyó en 1751, cuando la Real Chancillería de Valladolid fijó y ordenó el amojonamiento que hoy sigue de testigo para que futuras generaciones no olviden sus orígenes. Desde entonces, y de forma pacífica, los regidores locales revisan cada año sus fronteras cada 26 de julio, durante la jornada festiva de Santa Ana.

Lo que faltó, por segundo año consecutivo, "es el acto más social, el lunch entre ambas corporaciones y vecinos y en el aprovechamos para comentar temas comunes, pero debido a la pandemia no se dan aún las circunstancias y, como representantes públicos, tenemos que dar ejemplo", explicó Ariznabarreta.

"Hemos mantenido el ritual, pero sin el acto más social, el lunch, debido a la pandemia "

Alcalde de Arrankudiaga

"Está todo en orden. El mojón de Santa Ana sigue emplazado en el lugar que corresponde"

Alcalde de Laudio