El programa de empleo con apoyo de Lantegi Batuak cumple 30 años. Durante esas tres décadas han logrado que 383 personas con discapacidad intelectual den el salto a trabajar en una empresa ordinaria, facilitando su inclusión en el mercado laboral. Una de esas personas es Iñaki Martínez, de 43 años, que desde hace casi dos forma parte de la plantilla de Lanleku, una compañía que se dedica a la carpintería metálica.
"Yo digo que soy el comodín, hago un poco de todo. Labores de limpieza, ayudar a mis compañeros... Lo que me manden hacer yo lo hago", cuenta Iñaki con convicción. Antes de aterrizar en la planta que Lanleku tiene en Mungia, este bilbaino trabajó 23 años en una empresa de catering desarrollando labores de limpieza. Es por ello que cambiar de empleo después de tantos años le generó miedo. "El primer día llegué con mucho nervios y vergüenza, pero ahora estoy contento, me gusta lo que hago", asegura.
Todos los días Iñaki entra puntual a su puesto de trabajo a las 07.00 horas de la mañana. Llega en coche desde Bilbao, donde vive, y desempeña sus funciones hasta las 15.30 horas cuando termina su turno. "Ahora estoy pasando mucho tiempo en casa. Me gusta mucho el cine, la música, viajar... de todo un poco", comenta. En principio, no tiene grandes planes de futuro ya que dice ir "día a día, fluyendo". Además, recientemente se ha apuntado al gimnasio y tiene un carlino que se llama Charly.
Una figura de apoyo
Durante la entrevista a Iñaki le acompañan Ainara Robles, gerente de Lanleku y Ales Gómez, su preparador laboral. Ambos escuchan con atención y una sonrisa que transmite el cariño que le tienen. "Iñaki estuvo trabajando en otra empresa durante muchos años en los que hubo muchas cosas buenas y otras no tanto. Los últimos años no fueron demasiado buenos y él quería salir de allí, pero hubo que esperar un poco porque al final tiene su coche, su casa y su hipoteca y esas cosa había que mantenerlas, no podíamos ir a lo loco", añade Ales.
Ales Gómez representa la figura del preparador laboral. Un apoyo que ayuda a las personas con discapacidad intelectual a la hora de entrar en el mercado laboral y que supervisan que todo funcione bien, siendo la referencia principal de estas personas. "Iñaki es una persona con mucha capacidad, le hemos tenido que ayudar poco en lo que a las tareas se refiere. La ayuda ha ido más por el lado de las actitudes, las interpretaciones y las relaciones personales", explica. La evolución de Iñaki ha sido muy positiva y la tarea de apoyo se limita ya únicamente al seguimiento. "Últimamente Ainara ya solo me llama para darme buenas noticias", apunta Ales con una sonrisa.
"El primer día llegué con muchos nervios y vergüenza, pero ahora estoy muy contento. Me gusta lo que hago"
Figuras como la de Ales resultan fundamentales en el proceso de inclusión de las personas con discapacidad intelectual en el mercado laboral. De hecho, Iñaki se emociona al hablar de él y no puede evitar romper a llorar. "A mí Ales me ha ayudado mucho, muchísimo, en lo bueno y en lo malo. En la otra empresa lo pasé mal y él siempre estuvo ahí a mí lado", comenta.
Por su parte, Ainara Robles relata como fue la incorporación de Iñaki a la empresa. "Cuando desde Lantegi Batuak nos dijeron que se iba a incorporar una persona con discapacidad, tuvimos mucho miedo incertidumbre. Un miedo a no saber responder como se debe hacer con una persona con discapacidad intelectual, con una sensibilidad diferente", explica. Sin embargo valora mucho el trabajo que hizo Ales para ayudar a Iñaki a integrarse. "Al principio hicimos un puesto para él, pero como dice, es el comodín porque vale para todo. Es un apoyo y cada día vamos sumando más cositas", apunta.
Desde Lanleku están muy contentos con el trabajo de Iñaki y aseguran que "es una gozada trabajar con él porque además tiene una actitud maravillosa y quiere hacer las cosas bien". "La experiencia está siendo buenísima, animo a las empresas que lo hagan también", sentencia Ainara.