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Memoria femenina de Lanestosa de alcance mundial

El documental sobre el lavadero de la villa traspasa fronteras a festivales de la India y México

Memoria femenina de Lanestosa de alcance mundialE. CASTRESANA

Construido en 1897, el lavadero de Lanestosa fue testigo del trabajo incansable y a menudo ingrato y minusvalorado de las mujeres, pero también les procuró un punto de encuentro en el que compartir vivencias y preocupaciones. Hace dos años por estas mismas fechas se estrenó el documental que recoge la memoria femenina en torno a este elemento patrimonial, una producción que se proyectará en el Asian Talent International Film Festival, cuya celebración será en diciembre en la India después de haber sido seleccionado también para el Festival de Cine Independiente de Toluca, en México.

El Ayuntamiento de la villa encartada deseaba “trabajar sobre memoria histórica a través de la mujer para que ellas entiendan el valor inmenso de lo que han hecho y otras generaciones lo vean y lo valoren”, explicaba Virginia Senosiain, directora del documental junto a Juan Luis Napal. El Consistorio “nos ha cedido la posibilidad de enviarlo a festivales, como hemos hecho antes con otros”, adelantó.

“Nunca tenían horas suficientes para descansar, entre el cuidado de los niños, coser, trabajar en la huerta, lavar la ropa, etc., de este concepto surgió la idea del lavadero”, contaba Virginia Senosiain sobre las labores que asumían las mujeres por el hecho de serlo.

Entrevistas con once vecinas

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Entrevistaron “a once vecinas”, acompañadas de seis niños y niñas vestidos a la antigua usanza para realizar una recreación de cómo funcionaba antaño el lavadero. Las protagonistas “se emocionan al recordar cuando eran niñas y tenían que bajar o a coger sitio para que luego se acercaran sus madres, mientras que en otros “divertidos” fragmentos “cantan canciones de aquella época de cuando jugaban en la calle”, eso sí, recalcando las complicadas circunstancias económicas y sociales de “hambruna” y dictadura franquista.

Las vivencias abarcan desde “la más joven, nacida en la década de los sesenta hasta la mayor de las entrevistadas, de 95 años”, señaló Juan Luis Napal. “No verbalizan que les hubiera gustado, por ejemplo, estudiar o gozar de una independencia. Desde niñas asumían hacia dónde se encaminaban sus vidas, por desgracia: trabajar todo el día, casarse, tener hijos y seguir trabajando”, indicaba Virginia.