Para limpiar las calles, regar jardines o en procesos industriales; el agua que sale de las depuradoras y vuelve al medio, debidamente saneada, puede tener una segunda vida. Aunque en Bizkaia las situaciones de sequía no son, afortunadamente, habituales, es un bien preciado y escaso en muchas zonas. Y una sequía como la de los años 90 puede volver a ocurrir. El cambio climático y la cada vez mayor escasez hídrica, unidos a la creciente conciencia sobre la economía circular, ha llevado a la Unión Europea a obligar a los gestores de agua a trazar un plan para ver cuánta podrían reutilizar y a qué se podría destinar. El Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia se dispone ya a elaborar esa hoja de ruta, que estará disponible en 2026, dos años antes de lo que marca la ley.
Solo en la depuradora de Galindo se tratan más de 232 millones de litros de agua al día, el 80% de la de toda Bizkaia. Después de un exigente saneado –que incluye por ejemplo desde 2001 un tratamiento secundario, que elimina también los nutrientes y que en zonas como Sevilla se están poniendo en marcha ahora–, la inmensa mayoría de ese volumen se devuelve al río Galindo y, desde aquí, llega al mar, desde donde se evapora y vuelve a ese ciclo que todos aprendemos de pequeños. Ahora el objetivo es poder aprovechar también parte de ese agua, sometiéndola a tratamientos adicionales, para trabajos que no exigen que sea potable y así, no desaprovechar un bien que a nivel mundial es cada vez más escaso. No ejecutarlo pero sí contar al menos con un plan para poder hacerlo. Y es en ello en lo que está el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia.
En Bizkaia no estamos acostumbrados a conceptos como el agua regenerada, que tan arraigados están en zonas del mundo donde el líquido elemento es un bien escaso. Se trata de agua residual depurada que, tras pasar por tratamientos adicionales de limpieza y desinfección, “se vuelve a utilizar de forma segura para otros fines, como el riego en agricultura, usos industriales, el riego de parques o la limpieza urbana”, explica Nerea Landaburu, subdirectora de Proyectos y Obras de Abastecimiento del ente consorciado. Su importancia radica en que “permite aprovechar un recurso que antes se perdía, reduciendo la presión sobre ríos y acuíferos, mejorando la resiliencia frente a las sequías y fomentando una gestión más circular del agua”, añade. De ahí que, actualmente, se haya convertido en una herramienta “clave” para garantizar el abastecimiento y la sostenibilidad de muchas ciudades y sectores económicos. Darle una segunda vida a un recurso que podría considerarse que se “pierde” parece una buena idea, al menos a priori, ya que se evita tener que echar mano de las fuentes naturales de las que normalmente se extrae.
Un real decreto de 2001, referido a la Ley de Aguas, ya animaba a fomentar esa reutilización; otra normativa de 2023 estableció la obligatoriedad de presentar un plan en ese sentido antes del 31 de diciembre de 2028. Un plan, aclara Landaburu, no la ejecución de ninguna obra. “Tenemos que ver qué opciones reales tenemos de tratar ese agua depurada y qué usos tienes alrededor de tus depuradas que puedan ser viables”, señala. Porque, una de las cosas que deja clara la ley, es que ese agua no podría ser destinada, en ningún caso, a consumo humano. La propia normativa establece qué destino puede tener ese agua, definiendo 28 usos agrupados en cuatro grandes categorías: agricultura, usos industriales –refrigeración y sistemas de climatización, generación de vapor, limpieza de instalaciones...–, riego de parques y limpieza urbana, pero también descargas de inodoros, sistemas contra incendios, lavado de vehículo, obras públicas...
Y es que reutilizar ese agua no es tan sencillo como pueda parecer en un principio. En primer lugar, hay que saber en qué se podría llegar a utilizar. En el caso de Bizkaia, destinarla al riego en agricultura no tiene mucho sentido, por la elevada precipitación que lleva a que la demanda sea prácticamente inexistente, pero sí puede ser interesante para que se utilice, por ejemplo, en industria. Por todo ello, desde el Consorcio de Aguas se barajan como usos más probables los industriales y urbanos.
Infraestructura independiente
Es ahí es donde llega el segundo elemento a tener en cuenta: la infraestructura que sería necesario ejecutar para tratar de forma adecuada el agua, almacenarla y distribuirla supone un sobrecoste muy importante. Ese agua necesita de un circuito de abastecimiento independiente porque no se puede mezclar con la potable. En el caso de la industria, por lo tanto, deberían ser fábricas en el entorno de las depuradoras, porque sería muy costoso hacerla llegar a decenas de kilómetros de distancia mediante tuberías que habría que construir. Todo ello, sin contar con que el agua necesitaría contar con un tratamiento extra para alcanzar la calidad que se exige para cada uso. “No es la misma calidad la que te exigen para verterla al río que para limpiar la calle”, advierte.
En concreto, se va a analizar qué uso se le podría dar en el entorno, al agua que sale de las depuradoras de Galindo, en Sestao, donde se trata la que consume el equivalente a 1,2 millones de personas –contando tanto consumo de hogares como industria–; Lamiaran, en Bermeo, de 60.000 habitantes, y Arriandi, en Iurreta, de 85.895. Y es que, aclara Landaburu, “tan importante como el agua que tú tienes disponible es qué usos existen realmente en la sociedad para asumir esos volúmenes”, señala Landaburu.
En Bizkaia no tiene mucho sentido realizar toda esa inversión teniendo en cuenta que no existe una escasez de agua significativa. Pero sí resulta interesante como una doble garantía en época de emergencia. “Ahora mismo no hay una necesidad apremiante pero tenemos que estar preparados por si en el futuro pudiera venir una sequía, porque con el cambio climático las precipitaciones van a menos y de forma más desordenada”, explica la subdirectora. Es decir, “en qué usos podríamos sustituir el agua potable por esta regenerada. El objetivo real para nosotros es ese”.
Al detalle
Fondos Next
Financiación. El plan de impulso a la reutilización de agua está incluido en el proyecto UrData Bizkaia I, que el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia presentó a las subvenciones Next Generation. Se recibieron casi 10 millones de euros.
Seis meses
Adjudicación. El plan lo va a elaborar la ingeniería Krean, antigua LKS, perteneciente al Grupo Mondragon. El plazo de ejecución es de seis meses, por lo que estará listo para abril, y cuenta con un presupuesto de algo menos de 85.000 euros.
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