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Un viaje al corazón medieval de Markina-Xemein

La villa, fundada en el siglo XIV y declarada Conjunto Monumental, conserva un trazado urbano único que la arqueología ha permitido reinterpretar. Este octubre, las Jornadas Europeas del Patrimonio ofrecerán la ocasión de recorrer sus calles con nuevas claves, coincidiendo con un ambicioso plan de rehabilitación.

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Entre palacios de piedra, torres góticas y conventos centenarios, Markina-Xemein mantiene un casco histórico que guarda la huella de su fundación medieval. Declarado Bien Cultural con la categoría de Conjunto Monumental en 1996, este enclave vizcaíno constituye uno de los ejemplos más reconocibles del urbanismo de las villas creadas en la Baja Edad Media.

El origen de la villa se remonta a mediados del siglo XIV, cuando Don Tello, hermano de Enrique II de Castilla, impulsó la fundación de varios núcleos urbanos en Bizkaia. Según el investigador José Luis Álvarez, en su investigación sobre el urbanismo de las villas fundadas por Don Tello, Markina es una de las que mejor conserva la estructura urbana definida en su carta fundacional.

Calles rectas y murallas defensivas

El trazado de la villa responde a un modelo reconocible: tres calles paralelas —Guen Kalea, Erdiko Kalea y Okerra— unidas por Zehar Kalea, la travesera. A esa disposición se añadía un cantón que cruzaba el conjunto y delimitaba manzanas rectangulares. Todo estaba rodeado por una muralla que contaba con tres puertas principales: Goikoportala, Orueta e Irureta. Estas aberturas comunicaban Markina con Durango, Gipuzkoa y la costa.

La arqueóloga Mertxe Urteaga planteó incluso, en un estudio de 2006 sobre las villas vascas, la hipótesis de que el recinto dispusiera de un foso inundado como refuerzo defensivo. Otros trabajos han documentado la existencia de tramos de la muralla en puntos como Goikoportala, donde las excavaciones sacaron a la luz un núcleo constructivo directamente asentado sobre el nivel geológico.

Con el tiempo, el crecimiento demográfico empujó a la villa a expandirse más allá de la cerca, dando lugar a arrabales en torno a las puertas. Pero, pese a las transformaciones de la Edad Moderna y Contemporánea, el trazado medieval sigue siendo claramente visible.

Lo que esconde el subsuelo

Las intervenciones arqueológicas llevadas a cabo desde los años noventa han aportado un conocimiento decisivo sobre la historia urbana de Markina. Según la documentación del Arkeologi Museoa, se han realizado excavaciones en distintos puntos del casco histórico —como Okerra, Erdiko Kalea, Zehar Kalea o Goikoportala— motivadas por la obligación legal de estudiar cualquier solar con valor arqueológico.

Los hallazgos no solo han permitido reconstruir la muralla, sino también identificar vestigios más antiguos. En Goikoportala nº 3, por ejemplo, se localizaron suelos de arcilla rubificados mediante fuego y agujeros de postes, interpretados como restos de construcciones previas en madera y tapial. “Probablemente se trate de un recinto de pequeñas dimensiones con cierres vegetales y cubierta de madera”, explica la arqueóloga Sonia Anibarro en el anuario arqueológico Arkeoikuska de 2004.

Entre pasado y futuro

El casco histórico ofrece hoy un recorrido por siglos de historia a través de la torre Ansotegi, el palacio Andonegi, el convento e iglesia de San José, la fuente del Carmen o el palacio Solartekua, sede del Ayuntamiento. Más allá de la muralla se conservan también la iglesia de Santa María de Xemein, el convento de San Agustín y el santuario de San Miguel de Arretxinaga.

El proyecto de rehabilitación del casco histórico, licitado este año con 1,8 millones de euros y financiado por fondos europeos Next Generation, prevé conservar y restaurar el antiguo recinto intramuros y dinamizar el espacio expositivo del Palacio de Solartekua, con finalización prevista para marzo de 2026.

En este marco, las Jornadas Europeas del Patrimonio celebran su 25.º aniversario en Bizkaia y en Markina-Xemein ofrecerán visitas guiadas organizadas por Patrimonio Protegido y el Ayuntamiento. Se celebrarán el 4 y 18 de octubre en euskera y el 13 y 27 en castellano, de 18.00 a 19.00 horas, con punto de encuentro frente al Ayuntamiento y plazas limitadas. Una oportunidad para recorrer la historia de la villa y descubrir cómo el casco histórico sigue vivo, donde pasado y futuro se encuentran en cada calle y piedra.