Desde que las medusas llegaron a las playas vizcainas el pasado 15 de julio, 52 personas han sufrido sus picaduras, y todas ellas las ha provocado la misma especie: la carabela portuguesa que, al contrario de lo que muchos piensan, no es una medusa, sino una colonia de organismos. El año pasado, en estas mismas fechas los registros mostraban 25 picaduras, 27 menos que las registradas ahora. Esta especie es una de las más urticantes y aunque su presencia no es constante en la costa vizcaina, se han registrado veranos con fuerte incidencia como 2010, 2011 o 2023, más recientemente.
Los investigadores de Azti Javier Franco y Luis Ferrer señalan que aunque este año hay bastante presencia de carabelas, son de menor tamaño del habitual. “Son de tamaño muy pequeño. Pueden ser muchas de dos, tres o cuatro centímetros cuando hay otros años que pueden llegar a alcanzar los veinte. El hecho de que sean tan pequeñas indica que han tenido que nacer en aguas del propio Golfo de Bizkaia, si los comparamos con individuos de mayor tamaño. Lo más probable es que los de mayor tamaño sean los que han nacido en el Atlántico, en la zona central de ese océano, y que luego han sido arrastrados hasta aquí por las corrientes y los vientos”, apuntan los investigadores, quienes también asocian su aparición a las condiciones meteorológicas favorables para su reproducción.
Según explican, las condiciones cálidas y estables registradas especialmente durante el mes de junio, podrían haber favorecido un entorno propicio para la reproducción de estos organismos en lugares cercanos a la costa. A diferencia de otros veranos en los que los ejemplares eran transportados desde mar abierto, este año parecen haberse originado localmente, lo que explicaría la concentración de los organismos y su tamaño.
Respecto a si la temperatura del agua tiene relación con la aparición de las medusas, afirman que no existe una correlación directa, ya que “ha habido años en los que la temperatura del agua ha sido muy cálida y no ha habido presencia de medusas”. Aun así, reconocen que en líneas generales las medusas suelen aparecer con más frecuencia en ambientes cálidos o subtropicales, pese a que esta relación no siempre se traduce en patrones constantes. La interacción entre la temperatura del agua y las corrientes oceánicas pueden ser determinantes pero es algo que los expertos califican como “impredecible”. La llegada de esta especie de organismos, según los expertos, también está relacionada con los vientos del norte y noroeste. Playas abiertas al mar y expuestas a las corrientes como las de Bakio, Sopela o La Arena se convierten en puntos críticos. “La orientación de las playas es clave”, indican los investigadores. “Cuando los vientos soplan desde el noroeste, las carabelas, que flotan a merced del viento gracias a su vela superficial, son arrastradas hacia la costa. Las zonas más protegidas o con orientaciones distintas pueden librarse de su llegada”, relatan los expertos.
Además, según Franco y Ferrer, la mayoría de los avistamientos se producen por la tarde, coincidiendo con la entrada de las brisas marinas. “A partir del mediodía suele establecerse una brisa marina que sopla desde el norte y que actúa como un empujón para las carabelas. Por eso muchas de las picaduras, ocurren en las horas centrales del día o por la tarde, cuando más gente hay en el agua y mayor es el riesgo”, explican.
En el cómputo global de 2023 se registraron un total de 384 picaduras de medusa de las cuales 72 fueron carabelas. En 2024, los números descendieron drásticamente con un total de 85 picaduras, de las que 19 eran de carabela portuguesa.
Fue el pasado 15 de julio cuando las primeras medusas llegaron a las playas vizcainas, aunque ya desde una semana antes la costa vasca se mantenía alerta ante la aparición de esta especie después de detectarse en arenales de Gipuzkoa. Aquel día se encontraron ejemplares en Gorliz, La Arena, Arrietara, La Salvaje y Bakio. Desde entonces se han avistado ejemplares en Laidatxu, Laga, La Arena, Barinatxe, Gorliz, Ea, Gorondatxe, Barinatxe, Arrietara-Atxabiribil, Bakio Plentzia e Isuntza los días 25, 26, 27, 28, 30 y 31 de julio y el 1, 2 y el 4 de agosto, ayer mismo.
Las carabelas portuguesas, también conocidas como fragata portuguesa, son un organismo marino que a menudo se confunde con una medusa pero que en realidad es una colonia de organismos que trabajan juntos para sobrevivir. Este animal posee un flotador lleno de gas con forma de vela, lo que le permite navegar a la deriva arrastrada por las corrientes. También cuenta con tentáculos que pueden alcanzar los 50 metros de largo. El veneno del animal es muy peligroso y puede tener efectos neurotóxicos y cardiotóxicos en los humanos. Incluso si el animal esta muerto puede causar una picadura muy dolorosa.
En caso de sufrir una picadura, si ocurre en el agua, lo primero es salir del agua y evitar usar agua dulce: lo idóneo es usar salada. También es importante retirar los tentáculos con unas pinzas o algún objeto rígido, nunca con las manos. Aplicar frío sobre un paño en la zona afectada alivia el dolor, aunque lo mejor en estos casos es buscar atención médica lo antes posible, ya que los síntomas se pueden agravar y supondrían un peligro para la salud, especialmente si la persona afectada pertenece a un colectivo vulnerable como las personas con enfermedades crónicas. l
Balance
Más de un millón de personas. Las playas vizcainas han recibido un total de 1.162.832 visitantes en lo que va de verano: 697.776 en junio y 465.056 en julio.
1.300 asistencias. El servicio de socorrismo ha realizado un total de 1.302 asistencias y las más frecuentes han sido las heridas (559), las caídas (213), las picaduras de salbirón (135) y los rescates por corrientes (88).
Las más concurridas. Las playas más concurridas han sido las de Arriatera-Atxabiribil, Ereaga, La Arena, Bakio y Gorliz. La más visitada ha sido Ereaga con un total de 188.136 visitantes.
Baño asistido. Cerca de 2.000 personas han usado el servicio de baño asistido, que se encuentra en las playas de La Arena, Ereaga, Gorliz, Plentzia, Bakio, Laidatxu, Isuntza y Arrigorri. De ellas, 1.057 acudieron a través de asociaciones y 932 de forma individual.
Residuos. En total se han recogido más de 215 toneladas de residuos, de los cuales 45 se habían depositado en papeleras, 150 han llegado a la orilla y 19,3 han sido envases y plástico.
Tiempo. En este periodo se han contabilizado 23 días soleados, 21 nublados y tan sólo tres jornadas de lluvia. La temperatura media del agua ha sido de 21 grados y en julio subió hasta los 23 grados.