El verano ha traído consigo un notable aumento de actividad en los servicios de emergencia y gestión ambiental de Bizkaia, donde los avistamientos de insectos como abejas y avispas han generado inquietud entre la ciudadanía. Desde principios de año hasta la actualidad, se han registrado ya 744 actuaciones para retirar nidos de avispa, según datos recopilados por Basalan, la sociedad pública adscrita al Departamento de Medio Natural y Agricultura de la Diputación. A esto se suma un aumento visible de enjambres de abejas, especialmente en zonas urbanas como terrazas, árboles, farolas e incluso centros escolares como ha ocurido en los municipios de Igorre y Galdakao.

El presidente de la Asociación de Apicultores de Bizkaia, Iñaki Gonzalo, explica que durante el verano las llamadas a su entidad han aumentado considerablemente debido a este fenómeno, dado que es la época en la que las abejas, en pleno ciclo reproductivo, forman nuevas colonias y por tanto es cuando más enjambres aparecen. Sin embargo, aclara que la asociación no presta un servicio de retirada directa para la ciudadanía. "Nos llaman muchas personas preguntando qué hacer, pero nosotros no somos un servicio oficial de retirada. Lo que recomendamos siempre es avisar a las autoridades", apunta Gonzalo.

Procedimiento adecuado

El procedimiento adecuado, según indica, comienza con la comunicación del avistamiento a la Policía Municipal, que se encarga de acordonar la zona para evitar que los vecinos se acerquen y evitar incidentes derivados del desconocimiento.

"El enjambre es un estado de la colonia en el que las abejas están mucho menos agresivas y, por tanto, menos propensas a picar. Lo importante es dejarles tranquilos, porque suelen formar una bola donde la reina está protegida y no suelen atacar si no se les molesta", explica.

Cuando los municipales reciben la llamada, informan a los bomberos, que son quienes cuentan con los medios y equipos necesarios para actuar. Estos profesionales trabajan con trajes especiales de protección y llevan a cabo la retirada del enjambre, habitualmente en las primeras horas del día o al atardecer, que es cuando las abejas están más agrupadas y son más fáciles de manipular.

Los bomberos cuentan además con apicultores propios dentro del cuerpo o colaboran con una red de apicultores locales que se encargan de recibir los enjambres retirados para su cuidado y conservación. Esta colaboración es clave para garantizar la protección de esta especie, que además está protegida legalmente y juega un papel fundamental en el ecosistema.

En casos en los que los enjambres se encuentran en lugares de difícil acceso, como grietas en paredes o cajas de persianas, la intervención puede requerir el uso de escaleras y otros recursos técnicos que los bomberos tienen a su disposición. Si el lugar es accesible, la retirada suele ser rápida y sencilla: la bola de abejas se introduce cuidadosamente en una caja o recipiente para trasladarlas sin causarles daño.

Protocolo específico

El Ayuntamiento de Bilbao cuenta con un protocolo específico para estas situaciones, diseñado para coordinar la respuesta entre los diferentes servicios municipales. Cuando un ciudadano avisa del avistamiento de un enjambre, el 112 recibe la llamada y gestiona la comunicación entre Policía Municipal y bomberos.

La Policía se encarga de asegurar el perímetro para evitar riesgos a la población y facilitar la intervención. Los Bomberos actúan con rapidez y precaución, empleando equipos especializados para retirar el enjambre sin dañar a las abejas ni poner en peligro a los vecinos.

Una vez recogidas, las abejas son trasladadas a un espacio controlado, donde apicultores autorizados las acogen para garantizar su supervivencia. Este procedimiento refuerza la protección legal de las abejas y contribuye a su conservación en el territorio.

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El Ayuntamiento insiste en que los ciudadanos no deben intentar manipular ni eliminar los enjambres por su cuenta ni usar productos químicos, ya que esto puede ser peligroso para las personas y perjudicial para un insecto clave en la polinización y la biodiversidad.

En definitiva, el aumento de enjambres este verano requiere una actuación coordinada y responsable entre la población, los servicios municipales, bomberos y apicultores, para asegurar una gestión segura y respetuosa con las abejas y el entorno.