El primer paso para avanzar es siempre cargarse de optimismo. Con ese espíritu encara el porvenir Unai Rioja Merino, de 19 años, un erandiotarra que ahora reside en Getxo, y que se embarcó en el programa del ente foral el pasado septiembre, una decisión de la que no se arrepiente y que insufla su futuro de energía positiva. “Estaba en un centro de menores y cuando cumplí 18 años me dieron la oportunidad de estar en este proyecto. Me dijeron que me iban a ayudar con el tema de la independencia y con todo este proceso una vez que cumples la mayoría de edad. Vi que era una buena opción y me dije: Adelante. Lo cierto es que no me arrepiento en absoluto”, recuerda.
Rememora mirando al frente porque el pasado se queda donde está, aprendiendo de todas las vicisitudes de la vida, en busca del mayor premio: conseguir estabilidad. Para tal fin se decantó “por algo que me ha gustado desde que era pequeño, el mundo de la tecnología. “Estoy estudiando Sistemas y Redes, siempre he querido hacer algo relacionado con el tema de los ordenadores y me apunté a un grado medio por mi cuenta”, cuenta Unai, que por el momento no ha encontrado trabajo pero tiene claro que es algo a lo que quiere dedicarse profesionalmente. “Hoy en día la cosa es cierto que está difícil para todos los jóvenes pero estoy seguro de que cuando acabe podré tener alguna oportunidad en el mundo laboral ya que el asunto de la tecnología es algo primordial en nuestras vidas, un sector que va evolucionando y condicionándonos. Es desde luego una forma de ir abriéndome camino en esto”, destaca.
Pese a todas las adversidades a las que toca enfrentarse, Unai, que tiene una hermana mayor, vive independizado, algo que “ni siquiera muchos jóvenes se plantean” en la actualidad a una edad como la suya. “Comparte piso y convive con cuatro personas más” que son también parte de su entorno, y se plantea el horizonte día a día, con la misma máxima a la que se agarran todos los jóvenes que se suman a este programa, con el afán de continuar aprendiendo y sumando experiencias. “Estoy muy contento porque este proyecto me ha permitido esclarecer un poco lo que podía ir haciendo y desenvolviéndome por mí mismo”, agradece. Gratitud es, consecuentemente, la marca de la casa de la inmensa mayoría de jóvenes que como él decidieron dar este paso.