"La culpa es de la mala higiene de los que rapan sin ser peluqueros". Así de rotunda se pronuncia Cristina Oñate, presidenta de la Asociación de Empresas de Imagen Personal de Bizkaia-Bizkaiko Irudi Pertsonaleko Enpresak (BIPE), cuando se le pregunta sobre la vinculación entre los contagios de tiña y los negocios de peluquería. Acostumbrada a lidiar con episodios de esta índole, hace una férrea defensa del sector. “No nos gusta que se diga que hay epidemias de tiña en las peluquerías porque eso es mentira. Si llega alguien así a alguna, el profesional lo que se le manda es al ambulatorio para cubrirse uno las espaldas diciéndole que no le puede atender”.
Oñate subraya que, en base a los estudios que se han realizado, se han topado con que esta enfermedad aparece por dos causas. Una, "por los centros que no están dados de alta ni pagan impuestos, que no tienen ninguna regulación. Si Salud sale a la calle a hacer inspecciones, las hacen a quienes se han denunciado y están dados de alta.
Van con una lista y únicamente entran en estos últimos. Es decir, la economía sumergida son los que hacen las chapuzas y nadie lo controla”, explica a DEIA en relación a que “el problema es de la falta de higiene y de aquellos que trabajan en clandestinidad”.
Todo ello, sin estigmatizar los establecimientos low cost porque el problema no está en los precios de cada salón. Pero, además, “a veces los chavales compran una maquinilla y se lo hacen entre ellos, en casas de amigos, y ahí no hay ningún control porque no son profesionales. No cambian las cuchillas, no hay higiene... y eso es incontrolable. Pero luego la mala fama se la llevan las peluquerías”, añade.
Oñate recuerda además que "en Bizkaia, con el apoyo de la Diputación y la Cámara de Comercio, y las dos asociaciones fuertes, IPB y BIPE, se sacó la Q de calidad. Con eso garantizamos a la clientela que tenemos todos los permisos y cumplimos con todas las normativas higiénico sanitarias. Un check-in hecho con una auditoría que nos garantiza que somos un gremio seguro".
"A la gente le diría que nos pregunte o busque las peluquerías que están certificadas, y ahí tienes una garantía. El sector está súper regulado y protegido para proteger a la clientela", zanja la presidenta de BIPE. "Que cuatro trabajen mal no significa que los demás lo hagamos así”, ya que en la inmensa mayoría de los salones se cumple de forma escrupulosa con los protocolos higiénico-sanitarios.