Desprende ilusión por su trabajo diario en su granja de gallinas de Elorrio. Begoña Bearsolo comenzó en la producción de huevos “un poco por casualidad” y por las circunstancias familiares que tenía en su entorno. “Mi aita enfermó y era complicado poder compaginar trabajo y cuidados; por lo que tuve que dejar el trabajo”, recuerda esta productora.

Unas intensas jornadas de trabajo sometidas a controles de “la Diputación Foral de Bizkaia y del Gobierno vasco” a los que tienen que presentar “analíticas, revisiones de veterinarios o auditorías”.