Julia Sauri, jueza del Juzgado de Primera Instancia nº 3 de Barakaldo, participó en la presentación del libro Hijas del Miedo y otros relatos de violencia de género en el Colegio de la Abogacía de Bizkaia, en Bilbao.

¿Qué opina del libro ‘Hijas del Miedo’, escrito por juezas y fiscalas?

A mí me impactó. Son 19 historias con 19 víctimas y la manera que tienen esas víctimas de vivir y de afrontar la violencia de género que han sufrido tanto ellas como sus hijos, porque habla tanto de violencia de género a la mujer, como de violencia vicaria, de la trata, violencia sexual, todo tipo de violencia que se ejerce contras las mujeres desde el punto de vista de las víctimas y también contado por magistradas, que son las que han llevado la investigación del caso. Es muy impactante. Es como verlo desde la trinchera.

¿Qué relato le conmovió más?

Sobre todo dos de ellos, que tienen que ver con las miradas. La mirada gélida es la mirada del presunto asesino, que se cruza con la jueza instructora un año después de haber declarado como presunto agresor. Ella le ve y se acuerda de su cara. Acababa de cometer lo que puede adivinarse y su mirada era gélida. En la mirada de Aarón se relata lo que siente un crío que vio cómo su madre era agredida salvajemente por su padre. Es impactante. La verdad es que te deja helado.

Y eso que usted, por su profesión, habrá visto casos de todo tipo.

Es verdad que estamos acostumbradas a ver historias muy fuertes, pero luego te las llevas a tu casa.

¿Se vio reflejada como jueza en algún relato, en algún pasaje?

Cosas que nunca te dije intenta explicar qué le diría un juez a la víctima que va a declarar. Queremos que tengan confianza en el sistema judicial para que vayan a declarar porque muchas de las víctimas no se atreven o bien piensan que no se les va a escuchar o que no sirve para nada interponer una denuncia. Es lo que nos habría gustado decirle a la víctima para generar una confianza en ella, una empatía y que colabore con el sistema judicial porque si no, al final, no se persigue el delito. Me veo reflejada en esta historia.

“A la víctima hay que hacerle preguntas, no asépticas, porque debes investigar, pero de ninguna manera ofensivas o humillantes”

¿Se les hace justicia hoy día a las víctimas de violencia de género?

Soy consciente de los objetivos que tiene el sistema de justicia con respecto a las víctimas de violencia de género, pero también hay muchas cosas que se deben mejorar. Es una justicia que históricamente se ha centrado más en reforzar la protección garantista a la persona acusada, en que se respete el derecho a la presunción de inocencia, y no se ha puesto tanto el foco en la declaración de la víctima, en respetar el Estatuto de la víctima, el Convenio de Estambul y juzgar con una perspectiva de género. Poner una mirada en la persona que viene a denunciar un caso de violencia de género, cómo hay que hacer el interrogatorio, cómo tiene que ser tratada y tenida en cuenta a efectos probatorios, a efecto de que sea carga de prueba para concluir esa instrucción.

¿De qué adolece el sistema para proteger a estas mujeres?

Hubo un momento en que se empezó a decir que se inflaban los datos de violencia de género, que se negaba incluso la existencia de la propia violencia de género por algunos partidos políticos, que ha habido un montón de denuncias que luego resultaron ser falsas, cuando los datos del Observatorio de Violencia de Género y del Consejo General del Poder Judicial nos dicen que no es así, que denuncias falsas a lo mejor son un 2%, que es un dato irrisorio. Por tanto, hay que mejorar en esta credibilidad que tienen los jueces y la justicia en general para que las víctimas puedan venir a denunciar y efectivamente se las trate y se haga el interrogatorio en la instrucción desde el respeto y la empatía. Esos son los objetivos a mejorar.

¿El trato que se les dispensa es, en general, empático o siguen soportando preguntas ofensivas?

Los medios de comunicación suelen reflejar los casos más flagrantes. En casos muy mediatizados, como el caso Errejón o el caso Rubiales, se examina con lupa todo lo que se hace, pero es verdad que el interrogatorio en el caso Errejón, desde mi punto de vista, es lo contrario a lo que se debe de hacer. Hay que realizar las preguntas concretas que debe realizar un juez de instrucción, que está investigando un delito, desde el respeto y la empatía con la persona que tienes delante. Está declarando como una víctima, no es responsable de nada y hay que hacerle preguntas, no asépticas, porque tienes que investigar la verdad de lo que sucedió, pero de ninguna manera ofensivas o humillantes.

¿Se sigue revictimizando a las mujeres en los juzgados?

Sí, la víctima de un delito delicado, como pueda ser la violencia de género o sexual, se ve revictimizada al tener que declarar constantemente y revivir una y otra vez esos episodios traumáticos ante diferentes instancias: Policía, Policía Judicial, luego el juez de instrucción, posteriormente en el juicio, en la vista oral, ante el tribunal... Se trata de que tenga que declarar en menor número de ocasiones para que no tenga esa experiencia de revictimización.

“En Castro una persona acabó con la vida de una chica y se suicidó. Tuve que hacer dos levantamientos de cadáver el mismo día”

¿Cuál es el caso más duro que ha tenido entre manos?

En mi primer destino, en Castro Urdiales, una persona acabó con la vida de una chica bastante joven y posteriormente se suicidó, con lo cual tuve que hacer ese mismo día dos levantamientos de cadáver. Pasó en 2012 y lo recuerdo como si fuera ayer porque ves todo lo que ha sucedido, tienes que reconstruirlo y enfrentarte a esos padres que ven que su hija ya no está. Yo era jovencita, tenía 30 años, y es muy duro.

¿Alguna historia de superación?

En el caso del relato La mirada gélida se consigue poner a salvo a la víctima y a sus hijos en otra comunidad autónoma y logra rehacer su vida a pesar de toda la violencia que ha sufrido en su domicilio con su anterior pareja. Es una historia de superación porque todas estas víctimas están quebradas, sufren una violencia tan diaria y tan continua que al final la persona acaba rota por dentro y por fuera. 

"Sufren una violencia tan diaria y tan continua que al final la persona acaba rota por dentro y por fuera"

¿Tiene algo más que añadir?

Yo haría un llamamiento a que se confiara más en el sistema judicial. Desde el CGPJ se van a crear más juzgados de violencia para poder mejorar las instalaciones que tienen porque me consta, sobre todo en Bilbao, que hay que mejorarlas para que no se encuentren víctima y agresor. Se está trabajando en ello y en intentar generar confianza para que las víctimas vengan a denunciar.