El viento cruzado es uno de los fenómenos meteorológicos que más puede afectar a la operativa aérea de un aeropuerto. Pero hay más circunstancias climáticas que marcan los aterrizajes y despegues de los aviones y que en Bilbao apenas si son una reseña en los balances de los meteorólogos de Aemet si los comparamos con jornadas de tranquilidad.
Fuentes de la Agencia Estatal de Meteorología explican que las condiciones orográficas del aeropuerto ayudan a ello, por ejemplo, con la niebla. “El valle donde nos encontramos es un poco más amable que los de alrededor al estar cerrado al mar y no abierto como otros en las cercanías como Mungia o Guriezo. Además aunque se genere niebla no afecta a la operativa”. Mirando las estadísticas cercanas refieren que “en noviembre hubo un día de niebla y diciembre fue limpio igual que otros muchos meses el pasado año”. Aunque también puede ocurrir que “entre la niebla a primera hora de la mañana y antes de amanecer despeje y no afecte a los aviones”, especifican.
De todas maneras reconocían que cuando la sopa de guisantes se mantiene en las pistas y los aviones se quedan en tierra “es escandaloso a nivel de usuarios y el aeropuerto se pone patas arriba porque los viajeros quieren volar y no se puede. Despegar con niebla es suicida. La niebla es uno de los peores eventos que se puede registrar en el aeropuerto”.
El resto de fenómenos meteorológicos críticos apenas si aparecen. Por ejemplo, grandes heladas que dejen las pistas impracticables por riesgo para las aeronaves. De hecho, en los últimos cuatro años no se ha registrado hielo según indican desde la agencia. Las mismas fuentes especifican que algunos días duros de invierno “se puede llegar a 0 grados de temperatura, pero fueron todos secos, no hubo una invernada de lluvia y además frío que cause helada en las pistas”.
Que se genere manto blanco de nieve ocurre de ciento en viento, aunque sí se usa el dispositivo que ofrece Aena a las aerolíneas para evitar problemas a los aviones con fuertes bajadas de temperatura. Desde la oficina de Aemet detallan como el aparato “aparte de deshelar o quitar nieve de las alas también sirve para dificultar que se forme el hielo. Aunque en tierra no haya hielo, si nos acercamos a 1 o 2 grados y las predicciones dicen que van a encontrar en altura zonas que generen hielo, pegan un manguerazo al avión”.
Tampoco hay presencia de grandes chubascos con tormentas disruptoras. “Aquí puede darse una fuerte pero que dura poco, no se registran jornadas completas de tormenta. Puede haber un aviso con grandes nubes pero como mucho provoca que un avión dé un par de vueltas antes de aterrizar”, concluyen.