Carmen Poschin: “Llegas a disfrutarlo, hay un ambiente muy bueno”
“Paramos nosotros también, unos 15 minutos, para brindar y tomar las uvas", cuenta esta camarera del hotel Ercilla
Carmen Poschin se encargará de que el fin de año sea inolvidable para los clientes del hotel Ercilla, desde el cocktail del bienvenida a la cena en sí y el correspondiente cotillón posterior. Con dos hijas que ya “vuelan enseguida después de las uvas” y lejos de casa -es natural de Rumanía, aunque lleva ya 22 años viviendo en Bilbao-, no le importa trabajar en estas fechas tan señaladas. También lo hizo en Nochebuena, “aunque te dan la opción de elegir entre una u otra, dependiendo de los planes que tengas”.
Y aunque no es lo mismo que celebrarlo con la familia, “hay un ambiente tan bueno que llegas a disfrutarlo. Nada que ver con otros servicios como bomberos o policías, que no pueden celebrarlo igual”. La noche del 24, rememora, al terminar el servicio más pronto, todo el equipo “nos sentamos juntos y cenamos algo”. Esta noche, cuando las campanadas den la bienvenida a 2025, “paramos nosotros también, unos 15 minutos, para brindar y tomar las uvas. En ese momento somos una pequeña familia. Y luego a seguir trabajando porque un servicio continuo hasta las 6 de la mañana”.
“Hay familias enteras que llevan viniendo generación tras generación y personas que cenan solas”
Se sentarán esta noche a sus mesas un variopinto abanico de clientes, desde familias enteras “que llevan viniendo generación tras generación y reservan también habitaciones” a parejas y muchas personas que acuden solas, “que no tienen con quién pasar esa noche y al menos disfrutan del ambiente”, explica. Con todo, en el hotel se respira “un ambiente muy bueno; la gente es encantadora y casi todos te felicitan el Año Nuevo y comparten su alegría. Están contentos, vienen a disfrutar y se nota el espíritu de fiesta. Es muy bonito”. La cena y las uvas dan paso al tradicional cotillón, que se prolonga hasta altas horas de la noche, o primeras de la mañana, según se mire. “A veces me ha tocado entrar a las 6 de la mañana y todavía hay gente bailando”, se ríe, “y tienes que decirles que la fiesta ha terminado porque tenemos que empezar con los desayunos”.