Arte reciclable es el título de la nueva exposición inaugurada el viernes en el Museo de Orduña y que muestra una original, atractiva y diferente colección de cuadros de Oksana Volos, una artista ucraniana que llegó a Bilbao hace dos años y medio huyendo, como otras tantas miles de personas, de la guerra que asola su país. Hija de una familia humilde y trabajadora, pudo recibir una formación superior con estudios de Medicina y, durante un tiempo, se dedicó a la atención sanitaria de emergencias. Posteriormente emprendió otro camino laboral como empresaria comercial, profesión que compatibilizó en sus tiempos libres con su pasión por las manualidades que surgió por su afición, desde la infancia, de tejer y bordar o realizar piezas de bisutería e incluso joyas. Regaló muchas de sus obras, pero otras han estado en diferentes exposiciones de su ciudad natal, Jersón.
Años antes de la guerra, mientras navegaba por Internet, vio obras interesantes de estilo steampunk y técnica mixta y con ello se le abrió un nuevo y apasionante abanico de posibilidades con un objetivo común: convertir en arte aquellos objetos considerados inservibles. Oksana Volos comienza, en ese momento, una etapa muy floreciente en su carrera artística y se dedica a crear cuadros elaborados a base de los materiales más inverosímiles: cartones y poliespán de embalajes; plásticos de cucharillas, envases, botones; elementos metálicos como tornillos, clavos, monedas; piezas de desechos mecánicos, componentes electrónicos; objetos de la naturaleza como piedras, conchas, maderas...
Tras huir de su país, y sin olvidar los duros golpes de la vida, Oksana encuentra en Bilbao un refugio para seguir desarrollando sus creaciones a través de la recuperación para sus obras de piezas de los juguetes de sus nietos y o de sus amigos. “Mujer activa y creativa, ella tiene esa capacidad para visualizar esa segunda oportunidad en las cosas rotas y desechadas, darles vida y transformarlas en arte”, destacan desde el Museo de Orduña. Y aquí en Euskadi, crea cuadros que recuerdan su pasado en Ucrania y hace guiños a su tierra de acogida y a la propia ciudad de Orduña “con esa cigüeña que ha servido para la elaboración del cartel de la exposición en el Museo”, resumen.