Los preparativos de las vacaciones de verano son tiempo de ilusión y emoción, con la mente puesta en el destino soñado. En este caso, las apacibles villas de la Toscana. Sin embargo, los días previos a ese anhelado tiempo de indolencia y descanso pueden derivar en una enloquecida competición encendida por la rivalidad, las apariencias y los celos entre las familias burguesas de la ciudad. Es lo que les sucede a los protagonistas de Las locuras por el veraneo, de Carlo Goldoni, una obra de teatro cuyo estreno en Euskadi acogerá Barakaldo Antzokia el próximo sábado 30 de noviembre a las 20.00 horas.
Con la cortesía reinando en el ambiente, y el empaque que aporta el vestuario diseñado por Lorenzo Caprile, las situaciones cómicas se suceden de la mano de un elenco formado por Rafael Ortiz, Elena Rayos y, Jesús Calvo y Alberto Gómez Taboada en los papeles principales. Completan el reparto: Manuel Pico, Mar Calvo, José Ramón Iglesias, Celia Pérez y Anna Nácher.
La compañía Noviembre Teatro da vida en el escenario a dos familias desatadas en una competición de apariencias que se encontrarán inmersas en un buen número de situaciones cómicas que conseguirán que el espectador disfrute de una gran comedia al tiempo que reflexiona sobre algunos de los valores del siglo XVIII –cuando se escribió la obra–, y que todavía hoy condicionan el comportamiento como ciudadanos.
El dramaturgo Carlo Goldoni, uno de los padres de la comedia italiana, presenta a dos galanes enamorados de la misma mujer, dos damas que rivalizan por estar a la moda, criados que no salen de su asombro pero enredan al servicio de sus amos, padres que no entienden nada y amigos gorrones. Todos ellos completan el cuadro de personajes de esta divertida y elegante comedia que el director ha trasladado a los felices años 20 del siglo pasado.
Dos galanes enamorados de la misma mujer, dos damas que rivalizan por estar a la moda, criados que enredan, padres que no entienden nada y amigos gorrones completan el cuadro de personajes de esta divertida y elegante comedia
Un engranaje divertido y humano
Las locuras por el veraneo habla al público de gentes que viven por encima de sus posibilidades sin preocuparse más que de atender a unos caprichos consumistas, que aparentan lo que no son y presumen de lo que realmente no tienen. Cuenta, desde la distancia temporal, algo que todavía ocurre al ser humano y le impide ser, por ejemplo, solidario o consecuente con sus semejantes y con el medio ambiente. Y lo hace mediante unos personajes que habitan un engranaje de comedia perfecto, divertidísimo y humano.
A este respecto, el director de Locuras por el veraneo, Eduardo Vasco, se deja seducir por la capacidad de Goldoni de escuchar a sus vecinos, de extraer de sus conversaciones cotidianas la vida, la música que fluye entre las personas y reflejarla en unos diálogos que reúnen lo más trivial y lo más profundo sin relieves aparentes, sin estridencias; dejando entender y, casi, respirar los sentimientos que ocurren en escena a los espectadores.
Con todo, la versión de Vasco es una muestra palpable de las comedias del autor italiano, provistas de una depurada técnica dramatúrgica y unos diálogos vivos, “aparentemente cotidianos, pero exquisitamente compuestos”, que persiguen un propósito concreto: “retratar a la sociedad que le rodea en el teatro para que reflexione sobre algunos asuntos y los observe ya que, sin duda, un pequeño cambio en algunas costumbres podría hacer del mundo un lugar mejor”, expresan desde la compañía.
En Las locuras por el veraneo, Noviembre Teatro ofrece una oportunidad para viajar a Venecia a deleitarse con “las extravagancias de estos apasionados personajes y de la mano del dramaturgo más sensato y sensible de la ilustración europea… Por si logra ilustrar o iluminar de luces más humanas, también, nuestro tiempo”, indica el director.
Para ello, apuesta por el actor y la palabra en primer plano, la música en directo, el trabajo de elenco y una manera de entender el teatro sin artificios, fiel al propósito de los dramaturgos clásicos –en este caso Carlo Goldoni–, de contar historias a la gente sencilla, entretenerla, enriquecer su espíritu y, en ocasiones, producir una reflexión. “Creemos que el teatro debe ser, sin perder sus calidades ni sus virtudes, accesible a todos; y para ello trabajamos”, concluye Vasco.
Goldoni, un reformador del teatro italiano
Tras varios intentos fallidos en la escena, el dramaturgo italiano Carlo Goldoni (Venecia 1707- París 1793), con más de 200 títulos a sus espaldas, se convence de que su futuro se encuentra lejos de los géneros dramáticos y apuesta decididamente por la comedia, a la que dedicará su vida entera convirtiéndose en poco tiempo en el reformador más importante del teatro italiano, marcando el final de la comedia improvisada y un camino hacia un teatro ilustrado efectivo, lleno de ideas humanistas y crítica social, e impregnado de la filosofía europea del momento.
Su bandera es la recuperación de la dignidad literaria del texto, en una evolución del concepto de personaje basada en una mayor profundización psicológica, esto es, en la observación de la realidad. Algo que los especialistas en dramaturgia definen desde lo interpretativo como el paso de la farsa a la comedia. Su obra comienza a impactar sobre el panorama escénico y literario a mediados del siglo XVIII. A partir de entonces, sus creaciones teatrales comienzan a trascender las fronteras de Italia ganando adeptos dentro y fuera de sus fronteras.