Fuentes montañeras
Una vez se constituyó la sección de montaña del Club Deportivo Bilbao (CDB), a tiempo real vieron las necesidades que tenían para equipar la montaña y que aquellos primeros grupos organizados de montañeros dispusieran de tres cosas: un refugio donde guarecerse (por o en previsión de que el tiempo cambiase a lluvia o nieve), buzones alpinos para ir una cumbre tras otra conociendo la geografía del país, y fuentes. No existían antes. La del Tarín es la primera y su inauguración en Pagasarri fue todo un acontecimiento que ha pasado a la historia de Bilbao y de nuestro deporte. El primer refugio fue también en el mismo lugar, y el primer buzón en Anboto (1915).
Realmente creo que nunca podremos agradecer lo que se merecen quienes construyeron las fuentes montañeras y que yo sepa no se ha hecho homenaje alguno. A veces, lo más básico y sencillo pasa desapercibido. El servicio que nos dan es impagable. Agua fresca, dura la llaman en Apodaka, sana, limpia,... con la que tantas veces nos mojamos la cabeza llenando el gorro de agua. Alrededor de las fuentes, si estas hablaran, muchos susedidos contarían.
Hoy día vamos al monte y vemos una fuente y no le damos importancia. No creo sea muy conocido que estas se hicieron hace once décadas. Antes no las había para uso y disfrute de montañeros; fueron chorros de agua organizada que los pioneros alpinistas hace 110 años empezaron a disfrutar bebiendo y lavándose al bajar de sus ascensiones dominicales. Es en 1914 cuando se inaugura la primera.
Las fuentes son manantiales naturales para satisfacer necesidades del ser humano. Los usaban primero los animales convirtiéndolo en un lodazal. Luego llegó el ser humano y puso un poco de orden y los arregló con unas piedras para recoger el agua limpia y hacer una derivación a un asca (una especie de abrevadero) para que bebieran los animales, aunque el sobrante seguía siendo un lodazal. Posteriormente, el ser humano, haciendo gala de su ingenio, protegió el manantial y condujo el caudal a un espacio con un poco de salto, para que el agua limpia cayera y así poder beber fácilmente. El agua iba a un asca y finalmente los animales con sus patas formaban un lodazal. De hecho, el ser humano descubrió dónde había manantiales precisamente, al ver esos lodazales.
Al principio de siglo XX y del montañismo en Bizkaia los pocos montañeros que visitaban la montaña, casi todos iban a Pagasarri y, poco después, hacia 1913, se empezaron a arreglar caminos y mostraron sus deseos de preparar sencillas fuentes. Todo esto 11 años antes de la fundación de la Federación Vasco Navarra de Alpinismo (FVNA).
Veamos una reseña de una fuente anterior a la inauguración de la primera, un hecho difícil de encontrar. En 1908 quieren poner árboles en la fuente de La Teja que ya existía en el camino de Arraitz a Pagasarri. En 1913, en Pagasarri, montañeros del CDB hablan de hacer fuentes llamadas “del Tarín”. El nombre o cita se expande y es Euskaltzaindia quien tiene que parar el tsunami que omite los topónimos en los que se hacían fuentes. Si la Academia de la Lengua Vasca no hubiera actuado pidiendo que se respetaran los nombres del lugar de cada sitio donde masivamente se fueron construyendo fuentes, todas las que se levantaron en origen se hubieran llamado Tarín.
Ese mismo año se escribe en la prensa bilbaína mucho de fuentes, la del Espino, la Teja, Udoi, Alsasketa... María Luisa Usobiaga, mujer de Ángel Sopeña, con sólo 6 años, participó en una excursión colectiva al monte organizada por Antxon Bandrés. El recorrido era desde Bilbao hasta Laudio, por la fuente del Espino. El Club Deportivo le regaló una fotografía de aquella excursión por ser tan joven, en la que se la ve con pamela, zapatos de pompón y cachava.
En 1914 se inaugura la fuente del Tarín, en el manantial de Udoi, en Pagasarri. En la campa de Muñozguren se acuerda la construcción o arreglo de fuentes mediante la contribución popular de 0,25 pesetas (un tarín) por persona. Parece ser que rápidamente se acabaron los boletos de colaboración y se financió sin problema alguno. Esto da muestra del interés que nuestro deporte despertó en Bilbao y, después, allá donde se instauró. Ojo, esta fuente es espectacular, con duchas y todo. Hace unos cuántos años muchos pusimos dinero, como en aquel acontecimiento del tarín, y compramos la campa o zona de la fuente, emulando aquel origen participativo. Sobre su inauguración prometo otro artículo gracias a los muchos datos que existen.
Este tema es bien bonito por lo que no tardaré en publicar otro artículo en esta página de Historias Montañeras de DEIA del que mane de nuevo agua clara y sigamos profundizando un poco más en las fuentes montañeras. Veo que tengo material suficiente para seguir mojándoos.
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