Asier Aguado tenía pensado estudiar Medicina desde bien pequeño: “Con unos 8 años me operaron de apendicitis y eso me generó una atracción por el cuerpo humano y por cuidar de las personas”. Y ahora está a pocos días de empezar a dar forma a esos sueños de la infancia, una vez superado el exigente listón de la EBAU. “Saqué un 12,58 de media. La nota me daba solo para hacer la carrera en euskera, porque en castellano pedían algo más. No me afecta porque, de todos modos, habría elegido estudiar en euskera, me manejo mejor”, explica.
Este basauritarra, tras hacer primero de Bachillerato en su localidad, en el Instituto de Urbi, viene de dar carpetazo a la Enseñanza Secundaria en el Miguel de Unamuno de Bilbao, el legendario Central, donde se le cruzó la tentación de probar con el Grado de Biotecnología. “Este último año me ha gustado mucho la parte de ingeniería genética en Biología y me lo pensé”, comenta. Pero, finalmente, nada le ha desviado del camino marcado. El jueves acudió a la presentación como alumno de primero de Medicina en la Facultad de la UPV. Hoy recibirá las primeras clases.
Elegir especialidad
Aún queda mucho para tener que enfrentarse al dilema de por qué especialidad decantarse, pero a día de hoy baraja dos opciones: “Cuando di anatomía en primero de Bachillerato me llamó poderosamente la atención el sistema nervioso, la neurología. Pero, por otra parte, me gusta mucho la investigación. A lo largo de la carrera decidiré si al final hago el MIR y me dedico a la neurología o si me inclino por una especialización en investigación”.
Asier está totalmente concienciado de que este año le va a tocar hincar más los codos que hasta ahora. Sabe que esta, la de Medicina, es una carrera de fondo: “Son seis años, pero me siento motivado, creo que podré con ello”. Se siente más expectante que inquieto por comprobar “cómo va a ser la materia y cómo de intenso va a ser el curso”. Por otra parte, está deseoso de “conocer gente nueva”. Con todo, tiene claro que, por muy importantes que sean, los estudios no deben absorberle por completo: “Tendré que fijar cierto número de horas mínimo como autoexigencia, pero pasarse es malo para la salud mental. No quiero quitarme de hábitos para relajarme”. Entre ellos destaca el deporte. “Antes hacía natación, pero en Bachillerato lo dejé porque estuve a tope con los estudios. Sin embargo, este año quiero apuntarme al gimnasio”, concluye.